El primer día del sexenio de Enrique Peña Nieto
El Presidente vendió con éxito la eficiencia al gobernar. Frente a 50 años de priismo, el mexiquense ofreció una nueva generación de políticos sin los vicios del siglo pasado.
Dentro de algunos años, cuando ya no sea Presidente, las encuestas de opinión, los comentarios de los columnistas y editorialistas, las conversaciones de política en algunas sobremesas hablarán de Enrique Peña Nieto según lo que suceda a partir de hoy, 5 de enero de 2015.
Cierto que se mencionará el Pacto y algunas de las reformas aprobadas, pero el juicio sobre el presidente Peña Nieto tendrá que ver con la manera que su gobierno reaccionó a esta triple crisis —seguridad, economía y corrupción— con la que cerró 2014.
Es cierto que todo gobierno mexicano reciente ha sufrido crisis similares, pero ninguno las padeció al mismo tiempo, ni fueron de esa magnitud, ni sucedieron tan temprano en la administración. Existe un añadido fundamental: lo sucedido en el último trimestre del año pega en el centro de la promesa peñanietista, ese personaje construido con profesionalismo y paciencia durante muchos años previos a 2012.
Contra 12 años de panismo, Peña Nieto vendió con éxito la eficiencia al gobernar. Frente a 50 años de priismo, el mexiquense ofreció una nueva generación de políticos sin los vicios del siglo pasado.
El atorón económico y la tragedia de Iguala golpean la oferta de un gobierno que decía dar resultados. Las casas de Higa han derrumbado la idea de un priismo que aprendió y corrigió los excesos del pasado.
Quedan cuatro años. Una eternidad.
Soy de los que piensan que el silencio de la pausa navideña no era una apuesta al olvido. En Los Pinos saben de la imposibilidad de vivir cuatro años desde la debilidad en la que amanecen en 2015 y es cierto que cualquier acción decembrina se habría consumido entre las posadas y los Reyes.
Quiero suponer que habrán entendido, después del fracaso del decálogo, que las únicas acciones que importan para salvar la situación son las del Ejecutivo, las de Peña, que de nada sirve buscar la complicidad de un Legislativo atrofiado y lento, con poca representatividad; todo esto, por cierto, producto entre otras cosas de la estrategia del Pacto.
Creo, pues, que en este mes, veremos anuncios y acciones. No tengo clara su profundidad, su audacia.
No se si se han dado cuenta de que después de Iguala y las casas no hay maquillaje que sirva.
Es momento de cirugía mayor. Es día de comenzar el sexenio.