Prohibido divertirse, diputado

Diego Fernández de Cevallos hizo ver que, a menos que se pruebe que la fiesta se pagó con dinero público, esa reunión fue privada y punto.

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De 39 años y divorciado, el diputado Luis Alberto Villarreal encabezó en Puerto Vallarta, del 23 al 27 de enero, una plenaria de la bancada panista que él coordinaba para acordar la agenda legislativa de su fracción.

Casi siete meses después, a punto de que se promulgaran las nuevas leyes energéticas y arrancaran de facto las contiendas políticas del año próximo, un mercenario de la lente (o un miserable correligionario) filtró el video que hizo dejar a Villarreal su coordinación.

Lo que se reveló fue que Villarreal, cuatro compañeros de su bancada y algunos colaboradores tuvieron una divertida reunión con mujeres guapas.

Ante el escándalo que suscitó el video, otro panista mucho más prominente que el diputado, Diego Fernández de Cevallos (en Las 10 de MILENIO), hizo ver que, a menos que se pruebe que la fiesta se pagó con dinero público, esa reunión fue privada y punto.

Las deducciones, interpretaciones o suposiciones no son facturas a nombre del Congreso, pero no piensan lo mismo esos peligrosos promotores de comités de salud pública que azuzan este nuevo linchamiento.

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