Prohibido prohibir

Resulta muy poco acertado que una universidad celebre un homenaje partidista precisamente en el marco del aniversario de su autonomía.

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Algo que siempre me ha gustado mucho es la investigación social. El ver cómo evoluciona la sociedad me interesa mucho, por eso desde hace unos meses empecé a documentar el cambio de mando en la UADY.

Le cuento esto porque, en mi afán de conocer más sobre el proceso, contacté a los consejeros universitarios para hablar con ellos.

A raíz de eso he podido platicar con varios valientes y preocupados por su universidad, a pesar de que el rector les prohibió expresamente hacerlo, porque yo dije que es muy gris y eso, a su parecer, me hace ser poco objetiva. Ya que el gris no le gustó, sugeriría cambiarlo por un color acero, esperando que se lo tome con más humor.

Volviendo al tema, esas pláticas me han permitido darme cuenta que definitivamente cada quien está en su onda. El tema de la UADY tristemente sólo está en la agenda de los involucrados (consejeros y aspirantes) cuando debería estar en la de todos, por el simple hecho de ser la máxima casa de estudios. 

Debería llamarnos la atención que en lugar de abrir el proceso electoral y hacerlo transparente, equitativo y atractivo a toda la comunidad universitaria, llámense alumnos, maestros, trabajadores, ex alumnos y padres de familia, se estén creando comités de vigilancia que cierren y controlen el proceso.

Me resulta muy poco acertado que una universidad celebre un homenaje partidista precisamente en el marco del aniversario de su autonomía.

Y por supuesto es muy poco afortunado que existan anomalías en los procesos electorales de las sociedades de alumnos, cuando se les viene encima la elección universitaria más importante. 

Ojalá estas líneas sirvan para reflexionar. Ponemos el grito en el cielo cada vez que algún político se atreve siquiera a pensar en algún acto arbitrario o ventajoso. ¿Por qué no hacemos lo mismo con la academia?

Y si usted piensa que no le afecta, déjeme decirle que sí lo hace y mucho, porque quienes nos gobiernan hoy son ex alumnos. Rolando Zapata es egresado de la UADY y la mayoría de nuestra clase política actual la forman egresados también.

Ese dato es muy revelador porque yo podría inferir que la mejor época de la universidad fue la de esas generaciones y después de estar en la cumbre, sólo queda bajar. Con tanta prohibición, burocracia y más de lo mismo, pero sobre todo con tanta competencia de universidades privadas, no veo cómo podrán volver a llegar a la cumbre.

Como yo estoy más allá del bien y del mal, seguiré intentando y platicando con quien quiera hacerlo, con el único fin de entender mejor a Yucatán.

Porque el ejemplo que se da a los jóvenes se verá reflejado más tarde en la sociedad. Lo que sucede en estas casas formadoras debería interesarnos a todos, ¿no cree?

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