Prohibir no es proteger

¿Qué se les ocurrirá a esos legisladores frente a los jaripeos, las carreras de caballos, los pajaritos que “leen” la suerte, la realización de exhibiciones caninas o felinas o la existencia misma de zoológicos…?

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La Asamblea Legislativa del DF aprobó este bárbaro y estulto galimatías: 

“Queda estrictamente prohibido presentar en espectáculos circenses; obsequiar, distribuir, vender y, en general, efectuar cualquier uso de animales vivos, tales como utilizarlos como premios en sorteos, juegos, concursos, rifas, loterías, para tomarse fotografías o cualquier otra actividad análoga”.

Por confusa que sea la redacción (y eso que aquí se medio enmendó su pésima puntuación), todo está dirigido a satisfacer un doble pero infame propósito: jugar a que se defiende a los animales y acabar con una sana diversión familiar (que disfrutan más que nadie las niñas y los niños).

Se alega como coartada que se quiere proteger de malos tratos (y hasta del martirio en casos extremos, hay que admitirlo) para que distintas especies representen lo que de manera natural no harían.

¿Qué se les ocurrirá a esos legisladores frente a los jaripeos, las carreras de caballos, los pajaritos que “leen” la suerte, la realización de exhibiciones caninas o felinas o la existencia misma de zoológicos…?

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