Protección Civil y ecología

La emergencia ocasionada por una fuga de combustible que llegó al drenaje pluvial, el pasado viernes en la capital del estado...

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La emergencia ocasionada por una fuga de combustible que llegó al drenaje pluvial, el pasado viernes en la capital del estado, debe poner sobre la mesa el tema de la efectiva protección civil y el blindaje al medio ambiente, obligando a las autoridades a reforzar las medidas de seguridad en ambos temas, más allá del discurso político de ocasión.

No es la primera vez que la gasolinera ubicada a un costado de Palacio de Gobierno reporta una fuga de esa naturaleza.

Incluso, una de las gasolineras de la familia Handall –ubicada en la avenida Álvaro Obregón– tuvo una fuga similar hace más de 10 años, obligando al desalojo de decenas de familias, con toda la carga inevitable de temor.

Los protocolos de seguridad deben ser aplicados al pie de la letra, pero hay indicios  contundentes de mano blanda en un tema que debe ser de máxima seguridad.

De hecho, el gobierno federal debe vigilar la aplicación de condicionantes para el funcionamiento de depósitos de gasolina y gas, ya que las dimensiones de una tragedia pueden ser apocalípticas.

En el caso que nos ocupa, la gasolinera se encuentra en pleno centro de la capital del estado y en una zona con enorme concentración de trabajadores, por lo que habría que contemplar la reubicación de esa estación de servicio que ya presenta daños estructurales, de ahí que el personal de Protección Civil estatal y municipal esté obligado a efectuar una revisión a fondo, sin andarse con medias tintas.

¿Acaso tiene que ocurrir una tragedia para que los burócratas de Protección Civil reaccionen?

Y en el caso de Chetumal, contamos con dependencias a nivel estatal y municipal, de ahí que la exigencia sea doble, pero ignorada peligrosamente hasta ahora. 

Por el lado de la ecología, el combustible desembocó en gran parte en la bahía de Chetumal, cuya categoría de zona estatal protegida con el rango de “santuario del manatí” es simple letra muerta, ya que a estas alturas ni siquiera cuenta con director, o este solo figura en el organigrama de una burocracia tan inútil como insensible.

Lo peor es que el tema de la ecología ha sido convertido en patrimonio de un partido político de vividores que en el discurso aman los manglares, sin tener la menor idea de la importancia de esta especie que ha sido arrasada en gran parte de las costas, incluyendo a la castigada bahía de Chetumal.

Recordemos que la instalación de la megaescultura al mestizaje mexicano tuvo efectos nocivos en la bahía, pero nadie protestó porque la defensa de la ecología es simple pose para políticos, investigadores y líderes que abanderan miles de causas.

Se supone que en el Congreso del Estado hay una comisión de Protección Civil, pero también es simple membrete como tantas comisiones.

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