Andrés Oppenheimer afirma que “la educación es algo demasiado importante como para dejarla en manos de los gobiernos” (Basta de Historias). Y esto es algo demasiado cierto. Tanto que sólo aquellos pueblos que consiguen entenderlo son los que logran avanzar.

Sin profundizar en el tema de este libro, me conformo con recomendarlo para tener un panorama actual de lo que, respecto a educación, sucede, no sólo en México, sino en los pueblos hispanos comparados con otros países.

En estas breves líneas, sólo expondré lo siguiente: la educación nunca ha debido entenderse como labor exclusiva del Estado. Nunca ha sido buena idea que se permita al paternalismo del gobierno que nos solucione todos los problemas. El Estado nunca podrá dar solución a ellos solo.

La responsabilidad recae directamente en el primer núcleo de formación de las nuevas generaciones: la familia. Es esta institución, sí, institución, la que tiene no sólo el deber, sino el derecho, por encima de cualquier otra, de educar a sus vástagos.

Luego entonces, en resumen, hay que proteger y defender a las familias, es decir, al esposo, la esposa y los hijos, sean cuantos sean, en contra de todos los ataques que hoy día padecen. Tal y como los buenos educadores, y buenos maestros lo hacen, como bien escribe un buen amigo: GPK.