Puebla y por qué no tenemos buenos policías

Entre julio y septiembre, el gobierno de Puebla hizo una intensa campaña en medios de comunicación y con todas las maneras posibles para convencer que sus policías no habían sido responsables de la muerte de un niño.

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Entre el 9 de julio y el 11 de septiembre de este año, el gobierno de Puebla hizo una intensa campaña en medios de comunicación y con todas las maneras posibles para convencer que sus policías no habían sido responsables de la muerte de un niño en el enfrentamiento de las fuerzas estatales del orden y manifestantes en las cercanías de una carretera por San Bernardino Chalchihuapan.

Repartieron documentos, fotografías, videos, hicieron boletines, conferencias de prensa, inventaron un sitio web para denostar a una diputada federal, dieron más conferencias de prensa, demostraron con el cadáver de un cerdo que balísticamente era imposible que la policía hubiera hecho nada, volvieron a hacer conferencias de prensa, dieron entrevistas… En fin.

El 11 de septiembre una muy tibia recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos señaló que el menor había muerto por un proyectil lanzado por los policías.

La semana pasada, a más de un mes de la recomendación, el gobierno de Moreno Valle anunció que en cumplimiento de la recomendación había tomado una serie de medidas, entre las que se cuentan: “La destitución del cargo y sanciones económicas para la subsecretaria de Coordinación y Operación Policial y a dos mandos operativos.

Asimismo, se destituyó e inhabilitó hasta por 4 años a 6 elementos de la Secretaría de Seguridad Pública responsables en el operativo del 9 de julio”. Y se ejerció acción penal  “en contra de probables responsables de distintos delitos, por lo que en cumplimiento de 12 órdenes de aprehensión y de cateo, libradas por un juez penal, fueron detenidos seis elementos de la Policía Estatal y cinco personas civiles quienes han sido puestos a disposición del mismo juez”.

Al jefe policiaco, Facundo Rosas, una amonestación.

Al procurador Carrancá, quien por  semanas defendió con pasión inusitada la teoría de nosotros no hicimos nada, no se le tocó ni con el pétalo de un regaño.

Que se joda la tropa en la cárcel y los mandos medios en el desempleo.

Los jefes duermen en su casa calientitos, con sus familias. Con sus sueldotes.

Así la responsabilidad política en México.

Así el liderazgo.

Luego no se quejen cuando el crimen organizado se apropie de los policías. 

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