Con un discurso de partido “grande” que ya no le queda del todo, el dirigente estatal del PRI en Quintana Roo, Raymundo King de la Rosa, anunció que iniciarán con la compulsa y depuración de militantes que exige la Ley electoral en esa organización política, asegurando que serán los más de cien mil ciudadanos que presumen en su padrón quienes decidirán si ratifican su permanencia o piden su salida.

Según King de la Rosa, el Tricolor cuenta con 111 mil militantes activos, pero este impresionante número no apantalla a nadie tras la debacle priista en el pasado proceso electoral que lo tiene ubicado en el sótano de las fuerzas políticas, por debajo incluso de su parásito engendro: el Partido Verde.

En los hechos, la estructura del PRI es mucho menos numerosa de lo que presumen, ya que un alto porcentaje de su padrón de militantes son entes fantasmales cuyos nombres son utilizados por lidercillos de distintas categorías para inflar sus estructuras.

Esta maniobra quedó al descubierto en las pasadas campañas electorales, cuando muchos ciudadanos que nunca han militado en el PRI, y que ni siquiera han apoyado a ese partido ni por accidente, misteriosamente aparecían como miembros activos en las páginas electrónicas del Tricolor. 

Pero a Raymundo y a su secretaria general, la ex diputada local Alondra Herrera Pavón, no les ha caído el 20 de su nueva realidad política, y se dan el lujo hasta de amenazar con una purga de militantes que están coqueteando con otros partidos, en clara alusión a los ovandistas que aún permanecen en sus filas.

Herrera Pavón advirtió que unos 300 priistas serán dados de baja de forma fulminante, y que tras esa depuración se dedicarán a ratificar la membresía de sus miles y miles de militantes.

Lo cierto es que el PRI de Raymundo King no está en posición de poner condiciones, pues bajo su dirección el partido no ha dejado de fracturarse, provocando una caída sin precedentes en la entidad. Hoy por hoy, solo gobiernan cuatro pequeños municipios que en conjunto representan apenas el 11 por ciento de la población total.

Si la purga en el PRI se hace con todas las de la ley, la radiografía de su famélico cuerpo dejará ver un padrón de militantes mucho más delgado y con pocas figuras de peso. Y con el proceso de junio de 2018 tan cercano, el Tricolor tendrá que meter el acelerador para estar en condiciones de competir, evitando cuando menos la pérdida de sus posiciones legislativas federales.