¡Qué bien ladra tu perro!

Qué terribles traumas se le acumularon para irse a vivir una vida salvaje en Iztapalapa, territorio sagrado donde vive Juanito.

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En un interrogatorio realizado por las altas autoridades judiciales a un perro de Iztapalapa que ha decidió no ser identificado porque lleva una triple vida, se ha revelado la naturaleza de los actos de aquella jauría, hoy perseguida cual si formara parte de una célula hiperviolenta de canes al servicio de Los Zetas o La Barbie:

—A ver, háblenos de su pasado. Qué terribles traumas se le acumularon para irse a vivir una vida salvaje en Iztapalapa, territorio sagrado donde vive Juanito y la casa siempre está embrugada.

—Nada de eso, mi comandante, confieso que he roído los mejores huesos esas noches. Que recibía sustanciosas dotaciones de huesos del PRIcámbrico temprano.

—Supongo, entonces, que todo fue producto de las malas compañías, ya se sabe, el que con viejos lobos de Marx anda, a aullar se enseña.

—No necesariamente, mi almirante, mis amigos no formaban parte ni de la Perra Brava ni de los Xolos; mis cuates querían ser como Lassie o Rintintín para agarrar al malvado Gato Violador.

—O sea que no es como diría Monsi, que perrera es destino; que cuando la perra es brava hasta a los de la casa muerde.

—Negativo, mi subcomanche, si fuera así, me hubiera metido de granadero, o estaría royendo huesos, como Mario Di Costanzo…

—Es decir, no te arrepientes de andar en esa jauría. Deberían al EZLN, que son tan rebeldes que salen nada más cada cinco años a pasearse por San Cristóbal.

—Oiga, cómo cree que un montón de perros desgobernados íbamos a cometer tanta maldad. No, a mí se me hace que nos quieren agarrar de sus chuchos expiatorios…

—¿O sea, son de la perrada perredista?

—¡Ni Dios lo quiera, mi general, hasta entre chuchos hay clases!

—Clases de civilidad deberían de haber tomado, bola de perros sin dueño…

—Voy, voy, mi cabo, nomás falta que para sacarnos de El Torito canino nos obliguen a firmar también el Pacto por México, chale… O meternos al cuerpo diplomático para hablar bien del país.

—No sea apátrida, cuadrúpedo de aguas. Usté ha de ser de los que se fueron del PAN cuando se acabó el hueso.

—Nuncamente, mi Alférez Pérez, me duele que nos quieran echar la culpa hasta de los berrinches de Miguel Herrera en el América.

—Pero ya, dígame, siniestro solovino, por qué dejó su plácida vida nini mimado de la vida…

—¡Tenía unas ganas de ladrar!

—Pues pinchi perro político, nunca tendrás libertad.

—¡Aúuuuuuuuu!

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