Personalmente se me hace un abuso de la compañía China Trailways que vaya a recibir una indemnización de 16 millones de dólares porque ganada la licitación del tren a Querétaro (a lo mejor los alburearon y no se dieron cuenta) se las hayan cancelado cuando se relamían los bigotes.

Y me parece un exceso porque usan los mismo argumentos de Los Chuchos con la historia de los Abarca de la Parca, es decir, mientras el chuchinero alega que no tenían por qué checar las acciones de sus candidatos triunfantes, los chinos fingen demencia a la hora de reconocer que no investigaron a las empresas con las que se estaban asociando. Digo, con unas pequeñas pesquisas habrían confirmado que la vida no es tan fácil, que antes de hacerlo hay que pensarlo muy bien.

Por eso no se vale que ahora quieran cobrar una cantidad que podríamos usar en la patria para la cuesta de enero que va a estar brava: el dólar sintiéndose como papaloy en antro de medio pelo, la expectativas de crecimiento bajando de manera proporcional a las veces que se anuncia que pronto irán al alza, nomás que se apliquen las reformas estructurales, y que el decálogo del licenciado Peña dé resultados a la brevedad. Algo para lo cual se requiere, además de que le den la titularidad al Chicharito en el Real Madrid, que los próximos oficiales mayores de la ALDF y del GDF no resulten unas fichitas, y que don Vicente Leñero —maese de maeses— reciba un homenaje similar al de Chespirito, pero sin que nadie vaya disfrazado de albañil ni nada de esas cosas.

Por lo menos los chinos deberían compartir sus pingües ganancias con el nada ganancioso pueblo mexicano ahora que anda muy quién sabe cómo y todo le molesta como si las reformas no le hubieran hecho justicia, igualito que la Revolución. Un espíritu negativo que incluso ha contagiado ala ONU que, a través de su muy desestabilizador comisionado, señala al gobierno de ser responsable del caso  Iguala. Bueno, se dieron omisiones y algo de abulia, pero con el 911 esto ya no va a pasar.

Como sea, los chinos tendrían que ser más conscientes y unirse al contingente y no quedarse nomás milando. Digo, podrían al menos financiar un programa de superación personal para que  los anarquistas de hoy sean realmente anárquicos y no estén más organizados que quienes les gritaban “¡Agarren a esos cabrones!”.