¿Qué culpa tiene San Pedro de que San Pablo esté pelón?

Bien reza el dicho que “querer es poder”, pero para el caso de la Costa Maya y los políticos...

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Bien reza el dicho que “querer es poder”, pero para el caso de la Costa Maya y los políticos –particularmente ellos– que han pretendido vender espejitos a sus moradores mientras hacen negocios en su nombre, el refrán cambiaría drásticamente a poder es jod..., porque a la fecha la situación económica del “Diamante del Sur”, como dio en llamar a la zona la ex alcaldesa othonense Cora Amalia Castilla Madrid, sigue en una angustiosa medianía que raya en pobreza, mientras que la riqueza se genera ahí mismo, a unos cuantos cientos de metros, pero no es para los lugareños.

Así es en Majahual… un compás de espera de años, viendo cómo gente ajena se queda con los terrenos de playa, invade predios, los vende tres y cuatro veces, se pelea, levanta hotelitos, echa abajo palapas, so pretexto de invadir zona federal, y mantiene a la autoridad local amordazada.

Eso lo saben quienes habitan el pueblito de pescadores desde siempre. Saben quiénes mueven el pandero, y aguantan porque no tienen nada más que su vida en un recóndito paraje que, con un poco más de entereza de empresarios y gobierno, pudiera terminar por ser, efectivamente, un diamante sureño.

Pero hablando de latitudes, más abajo en la costa del Caribe mexicano, otra comunidad de pescadores languidece igualmente en espera de alguna posibilidad de aprovechar su entorno, paradisíaco, prometedor, abandonado y sin esperanza aparente.

Xcalak sobrevive a la buena de Dios por el ímpetu de alguno de sus habitantes. Habrá quien diga que me estoy extrapolando en la siguiente comparación, pero la isla de San Pedro, en Cayo Ambergris, Belice, no tiene mejores playas que Xcalak y, sin embargo, está considerada una de las mecas del turismo mundial, a punto tal que la diva del pop, Madonna, le cantó con gran éxito en los 80’s.

¡Pour dieu! hubiera expresado mi bisabuelo, que conoció gran parte de la geografía nacional antes de los tiempos de la Revolución incluida Mérida, que es hasta donde llegaba el ferrocarril desde el centro de la República Mexicana.

La isla bonita y sus playas tan afamadas es muy similar a lo que uno encuentra en Xcalak –me refiero al entorno natural–, con la salvedad de que allá, a unos 30 kilómetros vía marítima (poco más de 16 millas náuticas), operan más de 65 hoteles, que van de los 15 a los mil 200 ¡euros!, no dólares, lo que equivaldría a unos 252 pesos mexicanos el hospedaje más económico del Ruby´s Hotel, y 20 mil 200 pesos la noche esplendorosa en Cayo Espanto.

San Pedro, Belice, según algunas páginas turísticas e informativas de aquel país, recibe unos 120 mil visitantes cada año, lo que representa apenas el 1.71 por ciento de los turistas que llegan a Cancún en ese mismo período.

Tiene varias reservas naturales protegidas y los turistas, tanto como los lugareños, interactúan con el entorno sin grandes problemas.

Mantienen las playas libres de basura y sargazo, procuran al visitante la mejor atención y, sobre todo, no atentan contra el equilibrio natural, porque saben que es la naturaleza la que les da sustento diario y, por supuesto, riqueza económica.

¿Qué pasará con Xcalak? Bueno, primero habrá que pensar qué será de Majahual, porque de la Costa Maya es la comunidad más aventajada en infraestructura hotelera y de servicios, y cuenta con mayor población. También está el muelle de cruceros.

Pero Xcalak espera por un millonario proyecto que lo conecte vía terrestre con la capital del estado y, por supuesto, con Belice, cuyos habitantes no pensarían dos veces para venir de paseo a playas othonenses. Total, su dólar compra seis veces más diversión y satisfactores que el peso mexicano y la gasolina les vale la mitad de lo que pagan por litro en su país.

Sí, el puente entre Calderitas y Punta Calentura es su esperanza, y la de Andrés Florentino Ruiz Morcillo también. Son miles de millones de pesos.

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