Hoy dedicaré unas líneas al frente frío No. 60, de cuyos efectos tanto se habló y que al final no se cumplieron en parte. Empezaré por decir que la temporada de frentes fríos está a unos días de finalizar en la Península de Yucatán: a mediados de mayo, que es cuando oficialmente se inicia la temporada de lluvias y empieza también la llegada de las ondas tropicales que son en parte las que aumentarán el potencial de ocurrencia de lluvias en la zona.

Los frentes fríos o “nortes”, como les llamamos aquí, comienzan a fines de septiembre. Los primeros en llegar a la península siempre lo hacen en la primera quincena de octubre, acompañados de masas de aire frío que provocan descenso marcado de las temperaturas y a veces lluvias; los últimos frentes fríos, que llegan desde abril hasta mediados de mayo, por lo general traen refrescamiento de las temperaturas, o sea provocan que las máximas no sean tan altas y las mínimas bajan un poco, sin llegar al grado de ser muy frescas, así como tormentas eléctricas, vientos fuertes algunas veces y caída de granizo, pero no en todo su recorrido sino en alguna zona en particular.

La amenaza del frente 60 era para toda la península, por eso el pronóstico, pero no se sabía dónde iba a ocurrir; se esperaba que fuera en Mérida y zonas aledañas, pero impactó en la zona de Cancún y Playa del Carmen, donde ocurrió una tormenta severa que provocó daños a la infraestructura y algunos heridos. En el centro y sur de Quintana Roo ocurrieron lluvias, en Mérida y el resto de la península sólo hubo refrescamiento de las temperaturas. Ni modos, para la próxima.