¡Que viva el 'dipu' Arellano, Romney y Obama qué!
¿Por qué deberían preocuparme los resultados de las elecciones en Estados Unidos?, me pregunté cuando estaba a punto de celebrar que, después de chorromil derrotas consecutivas, por fin en el Senado le aceptaron a Calderón una de sus iniciativas preferentes, ya como premio de consolación antes de que su reforma laboral sea canibalizada. Pero, sobre todo, por qué deberían tenerme en ascuas las desventuras del Obama vs Romney, cuando en la patria tenemos una preocupación suprema. Digo, a quién le importan las elecciones gringas, donde la alquimia electoral todavía no se ha profesionalizado con tarjetas del Target o de Macy's, cuando aquí tenemos la responsabilidad de investigar cómo le hace el PRIcábrico temprano para reclutar tan sabia y enjundiosa raza de legisladores. Y no me refiero a los perínclitos Gamboa Patrón y Manlio Fabio Superstar, que en sí mismos son iniciativas preferentes, sino a un ser superior que representa el espíritu del partido tricolor vanguardista y renovado: el diputado Salvador Arellano, quien afirmó en la tribuna de San Lázaro que "la tierra es como las mujeres, a las que hay que trabajarlas y abonarlas, tratarlas con cariño para que generen productos sanos y buenos".
Ya no explicó en detalle con qué clase de herramientas se realizaría tal misión, ni si su notable discurso era una alegoría libérrima del clásico apotegma de Emiliano Zapata que sostiene que "La tierra es de quien la trabaja". Incluso extraña que sus exquisitos versos no fueran rematados con frases del estilo "A las tierras más remotas, manda Dios un aguacero".
Un filósofo de tintes inauditos al que de haber sabido antes de su existencia, sin duda el jurado de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara le habría entregado el premio que al final le adjudicaron al polémico Bryce Echenique. Incluso ante las críticas lacrimógenas de sus salieris de pacotilla, mi dipu Arellano habría respondido lo mismo que el autor de Un mundo para Julius le dijo a los intelectuales de derecha --según su definición-- que lo impugnaron: ¡Que se jodan!
Así, es una lástima que los compañeros de bancada hayan presionado a don Sergio para que pidiera que sus palabras, sin duda inspiradas en la lógica de "la cosecha de mujeres nunca se acaba", fueran borradas del Diario de Debates.
Pero no se preocupe, diputado, seguramente sus conceptos serán rescatados por el Sensacional de traileros.
Ya se sabe, nadie es profeta en su tierra.
Que viva el dipu Arellano, Romney y Obama qué.
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