¡Que vivan los paracaidistas!
Y ni cómo explicarle a un extranjero la situación de nuestro aeropuerto y lo que pasó hace diez años y los macheteros y Atenco.
Me preguntaba ayer qué podría pensar un turista o un empresario estadunidense o europeo al que la línea aérea le canceló su vuelo a la Ciudad de México porque el gobierno ordenó cerrar el aeropuerto de la capital la mañana del miércoles, y que en medio de su coraje se topó en su iPad o teléfono la fotografía del presidente Peña, sus secretarios de Gobernación y Hacienda, así como su staff más cercano, celebrando el triunfo de México.
Si el empresario varado en Chicago hubiera preguntado, se podría haber precisado: el grupo de hombres —puro hombre, por cierto— más poderoso de la política mexicana celebraba con euforia el triunfo de México ante uno de los rivales más débiles del mundo, al que ya se le iba ganando por una ventaja de cuatro goles antes de que iniciara el partido de ayer.
Bien.
Si el turista que se quedó en Los Ángeles hubiera preguntado las razones exactas por las que no llegó a la Ciudad de México, se le hubiera informado que es porque en el Zócalo capitalino iban a descender unos paracaidistas y que como fue una idea tardía, se avisó apenas 12 horas antes a las aerolíneas y no se pudo planear.
¡Ah chin...!, hubiese dicho —en inglés— el inversionista resguardado en algún salón VIP de
Nueva York por el retraso de horas en su vuelo a México: ¿no puede haber paracaidistas si el aeropuerto está abierto? Y ni cómo explicarle a un extranjero la situación de nuestro aeropuerto y lo que pasó hace diez años y los macheteros y Atenco...
Se entiende la dificultad de explicarle a un extranjero nuestras vicisitudes, pero estoy seguro de que el comerciante que se quedó en el aeropuerto de Hermosillo y no llegó a su junta en Polanco ayer en la mañana, se preguntó a sí mismo: “¿Desfile? ¿Minidesfile? ¿20 de noviembre? ¿Qué no eso ya lo celebramos el lunes? ¿Qué no hace unos años cambiamos todas las fiestas a lunes para ser más productivos? ¿A poco no el secretario de Gobernación dijo que no habría desfile?”.
Llevamos décadas llenándonos la boca con palabras como modernidad, eficiencia, productividad. Llenando las oficinas gubernamentales de brillantes jóvenes del ITAM y la Ibero con maestrías y doctorados en Harvard y en el MIT y en Cambridge y en Yale...
Pero cuando el martes alguien en el gobierno preguntó: ¿15 mil pasajeros o paracaidistas para el Presidente?, y ¿hacemos foto de una celebración —todos de pie por favor— del gol que nos da una ventaja de cinco tantos frente a Nueva Zelanda?
Las respuestas fueron... pues esas: paracaidistas y foto. Sí, en noviembre de 2013.