No tan queridos Reyes Magos

Yo quiero ser como el diputado Édgar Borja, culto y nada misógino legislador panista que al reclamarle a una mujer la pérdida de un negocio de 700 mil pesos afirmó: “no quiero que mi nombre esté en la lista de pend...”.

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Por años he traicionado mis convicciones laicas, republicanas y gratuitas para rendirles culto a sus monárquicas majestades con los debidos protocolos, y no es posible que en esta ocasión no se hayan portado a la altura. Yo, que he sido fiel súbdito de sus periplos y mensajes, merecía un trato mejor que el que en este 2015 me han dado, peor que el Comisionado Castillo a los autodefensas.

Qué les costaba dejar junto a mis zapatos, que no son como los de Granier, aunque fuera unos relojitos de los que colecciona el presidente del PRI, Camacho Quiroz, que hacen palidecer de envidia a los de Korenfeld de la Conagua y a los del secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete.

A ver, cuál era problema de que en vez de que nos regalaran el dólar a precio de oro y la caída de la Bolsa de Valores me hubieran obsequiado un Porsche (pero no amarillo porque es un color americanista, plis) como el que generó el escándalo Infonavit-Liconsa;  unos viajes internacionales como el que se avientan los hijos del alcalde de Ecatepec (ya se sabe, para subir las fotos al feis), aunque si Pablo Bedoya López quería que su hijo se ilustrara, mejor lo hubiera mandado a Chimalhuacán a contemplar la obra cumbre del escultor Sebastián, “El Guerrero Chimalli”, que es como un Jarrito de Tlaquepaque pero de 60 metros de altura; o cuando menos un amparo de esos buenos que se han ganado los 252 exalcaldes oaxaqueños acusados de saqueo. Y es que no es saqueo, es que les hizo justicia la revolución.

Yo, nada queridos Reyes Magos, por lo menos quiero ser como el diputado Édgar Borja, culto y nada misógino legislador panista que al reclamarle a una mujer la pérdida de un negocio de 700 mil pesos afirmó: “no quiero que mi nombre esté en la lista de pendejos”.

Por eso al menos me tendrían que mandar, aunque sea de forma retroactiva, una torta como la que a mandibulazo limpio se jamba el muy panista funcionario queretano de El Marqués, Noé Marín, secretario de administración municipal. Proceso de masticación admirable porque se realiza mientras pide un moche de 50 mil pesos para destrabar trámites a un proveedor.

Claro, nada queridos Reyes Magos, ahora que el licenciado Peña en su mensaje a la nación ha prometido luchar contra la impunidad y la corrupción, y en las vísperas de que las reformas nos lleven al infinito y más allá, por lo menos que los corruptos coman con la boca abierta bacalao noruego mientras exigen a sus víctimas se pongan la del Puebla.

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