¿Quién desafía al peso completo del PRI?

Desde 1975 nuestra oposición ha sido incapaz de formar cuadros competitivos para las batallas supremas...

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Desde 1975 nuestra oposición ha sido incapaz de formar cuadros competitivos para las batallas supremas, por lo que ha sacado del sombrero a personajes llamativos con fecha de caducidad, como Gastón Alegre López, Juan Ignacio “Chacho” García Zalvidea y Gregorio “Greg” Sánchez Martínez, a quienes el PRD postuló como candidatos a la gubernatura en 1999, 2005 y 2010. Y a “Greg” lo atraparon agentes federales en pleno proceso, por lo que observó la batalla electoral y su desenlace a favor del PRI desde una cárcel nayarita.

El PRD no forma cuadros –esto tampoco les causa un dilema existencial–, y en cambio los asimila para exprimirles todo el jugo y lanzarlos a la calle. Porque Don Gastón, “Chacho” Zalvidea y Greg con su poderío entregaron a ese partido varias diputaciones locales tanto de mayoría relativa como plurinominales, incluidos Ayuntamientos.

Cuando el perredismo apenas andaba en pañales y con chupón, acudió al proceso de febrero de 1993 con candidato propio: el abogado chetumaleño Carlos Angulo Oliva, quien emanó del partido que dirigía don Francisco Ayala Corona para hacer una campaña con mucho corazón, pero las flechas y resorteras de ese partido eran inofensivas ante los tanques de guerra y misiles balísticos del PRI, cuyo candidato estelar era el ingeniero Mario Villanueva Madrid.

El PAN está en las mismas condiciones, y su candidata más llamativa ha sido la cozumeleña Addy Joaquín Coldwell, quien desprendida del PRI fue candidata de la coalición PAN-Convergencia en 2005, ocupando la tercera posición que el panismo no puede abandonar.

Alicia Ricalde Magaña fue su candidata peor es nada en 2010, pero aunque la ex alcaldesa de Isla Mujeres es panista hasta las chanclas, tiene un potencial muy limitado para batirse en las grandes ligas, lo que se comprobó en esa contienda.

Morena tuvo que incorporar recientemente al ex priista José Luis Pech Várguez, quien tiene en su buzón la candidatura a la grande, cortesía de Andrés Manuel López Obrador. Y en ese partido debutante las opciones competitivas son muy limitadas.

Lo que está ahora a la mano es un proceso al que la oposición acude sin pesos completos, y sus pesos pluma son aplastados como calcomanías por las figuras priistas que exprimen las redes sociales y demás medios, sacando considerable ventaja porque la suya es una contienda interna sin amenazas externas, sin que este escenario sea definitivo.

El capitalino todo lo perdona en elecciones

El municipio capitalino de Othón P. Blanco tiene una capacidad de resistencia sobrehumana. Todo lo soporta estoicamente sin chistar, sin que sea capaz de accionar el engranaje para advertir a los priistas que pueden ser castigados por su infame desempeño, tan frecuente como los mosquitos de temporada al caer la tarde.

El othonense no castigó la gestión abusiva del alcalde Andrés Ruiz Morcillo y se entregó en los brazos de un júnior vividor del apellido: Carlos Mario Villanueva Tenorio, quien no había demostrado algo digno de mención en la política, los negocios o en su formación escolar. Vacío como alacena de obrero días antes de la quincena.

Algunos chetumaleños se desahogan en las redes sociales, pero el veredicto de las urnas es contundente porque la oposición no juega en serio, aunque el PAN ha lanzado candidatos competitivos como Luis Gamero Barranco (2002), Mario Rivero Leal (2008) y José Hadad Estéfano (2013). Pero el habitante de este municipio no reacciona y todo lo acepta con resignación de res empujada al matadero.

A muchos les interesa conocer el nombre del próximo candidato del PRI a la alcaldía capitalina para felicitarlo y arrancarle una selfie para treparla de inmediato al Facebook. Y por arte de magia estos aduladores presurosos le descubren más virtudes que a Juan Pablo II.

Y hablando del Congreso del Estado –porque Pedro Flota será el próximo candidato del PRI a la alcaldía de OPB–, me parece un exceso que un par de guardias frene el paso de todos los visitantes, incluidos periodistas que hemos visto desfilar varias Legislaturas desde el siglo pasado.

Acudí hace unos días a sus dominios en el bulevar Bahía, y un guardia me solicitó la credencial de elector y me mantuvo en prolongada espera. Minutos después una atenta asistente tomó mis datos para supuestamente entregarlos al diputado del Panal, Emilio Jiménez Ancona.

Los diputados locales le hacen fuchi a la fila de visitantes que acuden cotidianamente con receta en mano o con el cuento de que se les murió otra vez la abuelita, o que requieren dinero para el pasaje a Mérida o el Distrito Federal. Conviene que desactiven ese enjambre de perpetuos solicitantes de apoyos, pero se les pasa la mano cuando frenan el paso a visitantes que no son un peligro para ellos, aunque afortunadamente no entro en esa categoría.

Obras a la basura en Chetumal

Las recientes lluvias dejaron la parte frontal del zoológico Payo Obispo de Chetumal convertida en un receptor de agua pestilente, y la mayor concentración se localiza en el fallido Centro de Educación Climática, nuevamente bajos las aguas que lo han acompañado desde su apertura porque fue construido muy por debajo del nivel de la avenida de los Insurgentes, lo que explica en parte su vocación natural de charca.

Pese a los alcances originales de esta obra, el Centro de Educación Climática tan sólo sirve como entrada principal al zoológico, pero el acceso permanece “cerrado por mantenimiento hasta nuevo aviso”, sin que haya trabajadores en acción.

La costosa obra está en el abandono de años, sin que un solo mando de la Secretaría del Medio Ambiente o del Ayuntamiento capitalino intervenga para desalojar esa agua pestilente donde proliferan renacuajos y mosquitos. Si esto ocurre en una comunidad de la zona limítrofe con Campeche tendrían una excusa aceptable hasta cierto punto, pero está pasando a la vista de todos, a un costado del Instituto Tecnológico de Chetumal (ITCH).

El espectáculo nauseabundo es una vergüenza porque este espacio es visitado por propios y extraños, quienes comprueban que el chetumaleño es indolente hasta las cachas.

Muy cerca, en la Unidad Deportiva del ITCH las cosas siguen muy mal, ya que este espacio ha sido descuidado tan irresponsablemente desde la terrible gestión de Estela Rivera López, quien a mediados de agosto pasado fue relevada por el chiapaneco Mario Vicente González Robles.

El estado de la pista de atletismo es lamentable, ya que presenta muchos tramos carcomidos, incluida una valla para carrera con obstáculos tan oxidada que es una fuente repleta de agentes infecciosos. Además la maleza ha ganado terreno en toda la Unidad Deportiva, invadiendo incluso los costados de la pista.

Las bolsas negras repletas de basura se acumulan a la entrada, y lo peor es que hay decenas de envases de plástico por doquier, incluyendo la fosa de la pista donde el agua acumulada apesta.  En otra área cercana, donde hay una cancha de basquetbol, hay un gigantesco charco óptimo para la proliferación de mosquitos.

El director del ITCH debe evitar un deterioro tan acelerado de esta instalación, indigna de la capital de un estado. Conviene que haga un recorrido con urgencia, y que lo acompañen para que no se extravíe. 

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