En Quintana Roo, el embarazo entre adolescentes alcanza a 10 de cada mil personas, ocupando el Estado el primer lugar en ese rubro a nivel nacional, situación que tiene en alerta a las autoridades de Salud y a la Secretaría de Educación y Cultura, para evitar que el problema crezca aún más.

Las causas son multifactoriales, pero destaca sobre todo la desintegración en el seno del hogar, en particular en los municipios de la zona norte, debido a que ambos padres trabajan muchas horas para mantener a la familia, desatendiéndose de sus hijos.

La industria del turismo, de la que depende casi todo Quintana Roo, ocupa a la mayoría de los hombres y mujeres económicamente activos, a quienes su trabajo les absorbe todo el tiempo. 

Los horarios laborales son extensos y desgastantes, con casos de padres de familia que comienzan sus labores del día desde las seis o siete de la mañana, hasta las nueve de la noche en que regresan a sus domicilios, sólo para descansar y prepararse para un nuevo día de trabajo.

Y los hijos adolescentes, al quedarse mu-chas horas sin la atención de sus padres, son víctimas propiciatorias de las malas influencias y las tentaciones. Por su inmadurez, los jóvenes pueden volverse alcohólicos o drogadictos, y de ahí a cometer otro tipo de errores sólo hay un paso.

La adolescencia es una de las etapas más complejas en la vida de las personas; al natural desarrollo físico y mental de los jóvenes, se suma la inquietud por experimentar nuevas formas de interrelación, en especial con el sexo opuesto. 

Esto conlleva a que las adolescentes, corran el riesgo de embarazarse en edades en las que todavía no han madurado lo suficiente para hacerse cargo de la gran responsabilidad de tener y educar a un hijo. 

En la gran mayoría de las relaciones sexuales entre adolescentes, el embarazo es indeseado, fruto de una relación del momento, sin tomar en cuenta las consecuencias futuras.
Otros factores que influyen en el aumento de los casos de embarazo en esta época de la vida están: el inicio temprano de las relaciones sexuales heterosexuales, maduración sexual temprana, más tiempo libre y una mayor facilidad de encuentros íntimos.

Pero además, la no utilización de anti-concepción preventiva por ignorancia, inaccesibilidad a los métodos anticonceptivos, fallas en el uso de aquellos de baja seguridad o con alto riesgo de error, como son todos los métodos naturales. 

El embarazo en edades tempranas, como es de esperarse, provoca severos problemas sicológicos en la joven madre, al tener un hijo no deseado, convertirse en madre soltera, entablar una unión forzosa con el padre o en el peor de los casos, decidir abortarlo. 

Si los adolescentes deciden unirse en pareja de manera forzosa, en la mayoría de los casos, esa unión resultará perjudicial para ambos, pero particularmente para el hijo, quien al ser concebido sin que la pareja lo deseara, es muy posible que sufra el des-apego de sus progenitores.

También ocurre que los jóvenes padres, por inmadurez y temor a no poder darle al hijo los satisfactores que requiere, optan por cederlo en adopción, lo que es igual de perjudicial para el pequeño, porque no se sabe si será querido o maltratado por sus padres adoptivos. 

Cualquiera de estas alternativas, traen para la joven adolescente trastornos psicológicos, el principal la depresión, que la puede empujar a problemas mucho más serios como el alcoholismo, la drogadicción o el suicidio.

Es verdad que el embarazo es asunto de adultos, pero cometeremos una equivocación si aceptamos sin hacer un análisis serio, que el adolescente pospondrá sus relaciones sexuales sólo con la educación que recibe en su casa o la escuela. 

Otra dificultad es que los mismos padres, no tienen idea de cómo abordar el tema de la sexualidad para explicársela a sus hijos, lo que origina que los jóvenes busquen opinión con sus compañeros de escuela, sin que por supuesto sea la mejor opción.