Reconciliados con el deporte

Traigo a esta columna el tema deportivo por dos motivos, la coronación en el Centrobásquet de la selección mexicana y las hazañas de Derek Jeter.

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Hoy quiero ocuparme de algo que a muchas personas les parece trivial o de poca monta: el deporte. Hacer deporte forma parte de la naturaleza humana. Competir también.

El deporte es casi sinónimo de competencia. Muchas historias se han gestado o inspirado en una hazaña deportiva. A veces, claro, hay exageraciones y el deporte se vuelve una obsesión enfermiza.

Por ejemplo el futbol. Hay miles de dizque aficionados que en su vida han pateado un balón y que son jugadores dominicales de sofá: se apoltronan cerca de la nevera llena de “chelas” y de ahí no se mueven ni a wixar mientras transcurre el partido. Esa es una tergiversación.

También hay un lado dark en el deporte: el de los mafiosos incrustados en los organismos que rigen esa actividad –los llamados hombres de pantalón largo- que lo usan para lucrar y que utilizan como mercancía a los jugadores.

Traigo a esta columna el tema deportivo por dos motivos:

1. La reciente coronación en el Centrobásquet de la selección mexicana que ha comenzado a dejar atrás una historia negra y repunta de la mano de dos personas: el entrenador Sergio Valdeolmillos y el poderoso poste nayarita Gustavo Ayón. El baloncesto nacional apenas empieza a demostrar de lo que es capaz cuando está en las manos adecuadas y quienes somos apasionados de ese deporte estamos de fiesta. Ojalá no vuelvan los mafiosos a incrustarse en su organización para hundirlo de nuevo.

2. Las hazañas de un beisbolista que es extraordinario, pero que milita en el equipo equivocado: Derek Jeter. Si no estuviera con Yanquis yo sería su fan, pero no puedo dejar de admirar su extraordinario talento a la defensiva y a la ofensiva. Es, sin duda, uno de los grandes paradores cortos de la historia y acaba de dejar atrás al legendario short stop de los Piratas Honus Wagner. Hoy es el sexto en la lista de jits con 3,431. Un ejemplo de profesional.

Estamos reconciliados con el deporte y alegres. Ojalá nos dure. 

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