Reescribiendo la historia

Sobre la historia de México hay un gran desconocimiento, lo que impide a los estudiantes establecer un contexto con el acontecer actual.

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Los yerros detectados por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México en los Libros de Texto Gratuitos de Historia, para primaria y secundaria, no son los primeros ni los únicos que contienen los textos, los hay incluso en los de nivel Bachillerato, y me refiero a los editados en Yucatán.

La noticia no pasaría de ser anecdótica si no fuera porque es uno de los porqués de que la educación en México esté en sus peores niveles y sin que se logre cuajar un sistema que -como el plan de 11 años establecido por Adolfo López Mateos- contribuya al desarrollo del individuo y a la transformación de la sociedad.

Sobre la historia de México hay un gran desconocimiento, lo que impide a los estudiantes establecer un contexto con el acontecer actual. Además, cada editorial “cuenta” a su manera los hechos, cuando no se omiten por considerarlos irrelevantes.

No falta quien quiera corregir o reescribir ciertos acontecimientos. Recordemos que en enero de 2013 se retiró del Paseo de la Reforma de la capital del país la polémica estatua de Heydar Aliyev, quien lideró a Azerbaiyán, como jefe del Partido Comunista y como presidente desde 1993 hasta su muerte en 2003, porque una placa le describía como un brillante ejemplo de devoción infinita a su patria y leal a los ideales universales de paz. 

Otro caso es el del secretario de Marina que, en 1994, decretó que se borrase el nombre de un director de la Escuela Naval Militar y se retirará su fotografía de la galería de ese plantel, por haber puesto en entredicho -en reunión con miembros del Ejército- la defensa de la Escuela Naval, el 21 de abril de 1914, encabezada por el teniente José Azueta y el cadete Virgilio Uribe. Esta decisión se dio a conocer por la Orden del Día del Cuartel General de la Armada.

Por cierto, la página oficial de la Semar detalla las biografías de Azueta y Uribe, y del primero incluso señala que era tan indisciplinado que fue expulsado de la Escuela Naval y transferido al Ejército de donde se graduó.

Como ya hemos señalado,  no se puede borrar la historia tirando estatuas… y mucho menos de un plumazo.

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