¿Reformar o reemplazar el sistema escolar?

Si miramos los resultados de pruebas nacionales e internacionales, uno se da cuenta de que el sistema ya no funciona y que somos incapaces de hacer otra cosa.

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Como maestro, con mucho interés tomé los comentarios hechos por el experto en sistemas escolares y sociólogo francés, François Dubet, cuando en su reciente libro titulado “10 propositions pour changer d’école” (10 propuestas para cambiar a la escuela) señala que “ya no basta con reformas educacionales, hay que cambiar la naturaleza misma del sistema” para mejorar la educación.

De entrada sentencia que “sufrimos, hace ya algún tiempo, de una cascada de reformas escolares que no cambian nada; lo único que hacen es fatigar aún más a los profesores, ya no creen más en las reformas, porque decimos que siempre cambiamos todo, pero en realidad no cambiamos nada”.

“Debemos reconocer que la escuela ha cambiado completamente de naturaleza, principalmente a causa de la masificación escolar, y así, desde hace años hemos querido cambiar el sistema escolar, es decir, hacerle reformas y más reformas, pero en realidad hemos hecho todo eso para evitar lo que de verdad debiésemos hacer, que es cambiar de sistema escolar y que es necesario redefinir los saberes, redefinir la manera de aprender, los aprendizajes, redefinir la comunidad escolar”.

Si miramos los resultados de pruebas nacionales e internacionales, uno se da cuenta de que el sistema ya no funciona y que somos incapaces de hacer otra cosa.

“Hoy día, en una sociedad más abierta y más democrática, hay que encontrar otro modo de formación de ciudadanos. La democracia no se aprende dando clases de democracia, sino con prácticas democráticas en la escuela: es necesario que los estudiantes aprendan a respetar a los otros, que aprendan la tolerancia, que se aprenda la solidaridad, pero todo en la vida escolar, y no según el modelo tradicional, que consiste en dar clases o lecciones de democracia en paralelo con la vida, que suponemos sigue su curso como si nada”.

“Todo pasa como si todo se jugara en la escuela; la escuela tiene prácticamente el monopolio de la definición de la valorización de los individuos. Debemos encontrar otra manera para calificarnos y valorizarnos como individuos; en realidad, la vida sigue después de la escuela”.

Aunque el objeto de análisis fue el sistema de educación francés, cuánta semejanza y validez  tiene en prácticas y definiciones con el nuestro.

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