La Regina y Chablekal

La policía acude a desalojar una casa y, de manera insólita, el pueblo decide que no sacarán al antiguo dueño.

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Lista para ayudar en la limpieza y aderezada con un caderamen óptimo y un frente lozano, Regina debe ser admirada en dosis homeopáticas, porque, si uno abusa, se aturde.

“¿Vio lo de Chablekal, Don?”. “Sí. Aparentemente un familiar vende legalmente la casa del tío de más de 90 años. El comprador llega, la casa está ocupada; intenta que le den lo que compró, sin éxito; acude a la justicia y ella le da la razón.

Todo está en orden y la casa ya es de él. La policía va a desalojar la casa y, de manera insólita, el pueblo decide que no sacarán al antiguo dueño.

Vecinos y policía se enfrentan y se arma un desmán. Patético, Regina”. “Dicen que fue el sobrino el que vendió”. “Pues es un bandido, pero son broncas familiares. La policía sólo hace su trabajo”. “El gobierno le va a regalar una casa al abuelo desalojado, Don”. “Si le dan una casa, toda persona de la tercera edad que no viva en una casa digna tendrá derecho a exigir al gobierno una casa”.

“¡Sí! Ya nos organizamos con los vecinos para hacerle lo mismo a mi abuela. Así el gobierno le da otra y ya tendremos dos. La abuela está feliz”. “Claro. Pareciera que la ley aquí es una mera sugerencia. Ojalá el gobierno sea crítico de su propia incompetencia en este caso”.

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