Viernes de limpieza y de Regina que viene a ayudar poniendo algo de orden en casa. De verdad, ni siendo un monógamo serial hay manera de desatender su majestuoso cuerpo.

Al admirarla, uno sólo recuerda lo mucho que pueden incomodar las preguntas relacionadas con el sexo, especialmente las de: “¿Cómo? ¿Ya? ¿Eso fue todo?”. “Don, no sabe qué contenta estoy. Mi prima Elsy está embarazada”. “Ah, qué bueno. ¿La quieres mucho?”. “No, pero es la más delgada de todas nosotras”. “Ay, Regina…”.

“Por cierto, Don, me dijeron que ahora en las escuelas estarán dando educación sexual de manera mucho más precisa”. “Eso dicen”. “Para usted Don, ¿qué es el sexo seguro?”. “Para mí, la mejor definición de sexo seguro es que veas a la amiga a por lo menos 50 kilómetros de casa”.

“Estoy hablando en serio, Don. Los padres de familia están muy preocupados por cómo les enseñarán a los niños todo esto del sexo”. “Bueno, los conservadores dicen que ese tipo de educación sexual promoverá la promiscuidad. Pero… ¿con un sistema educativo como el mexicano. Si promueven la promiscuidad como promueven las matemáticas o el civismo, no deberían preocuparse por absolutamente nada”. “Tiene razón. Ni para qué preocuparnos, Don”.