Representación 'popular', no personal
Purificación Carpinteyro cree que lo bueno para ella lo será también para el país, pero no.
Para defenderse del balconeo de la conversación en que habla de los negocios personales que avizora gracias a las reformas legales en telecomunicaciones, la tempestuosa Purificación Carpinteyro argumentó ayer, con Ciro Gómez Leyva (en Radio Fórmula), que también la telecracia en el Congreso representa intereses tan legítimos (cabe inferir que suponía) como el suyo.
Yerra: en San Lázaro están representadas, efectivamente, las televisoras (dentro del sector empresarial), como lo están partidos políticos, sindicatos, organizaciones populares, deportistas y uno que otro independiente.
Los diputados debaten en sus fracciones y con las demás a partir de convicciones personales e intereses colectivos, lo que se vuelve ley en votaciones democráticas.
En la tarea legislativa, pues, inevitablemente se proyectan intereses ideológicos, políticos y económicos, pero no de individuos, sino de sectores.
La diputada cree que lo bueno para ella lo será también para el país, pero no: la Constitución define a la Cámara de Diputados como la representación “popular” y no, desde luego, de nadie en lo personal.