¿Resucitaste o sigues muerto?

Haber resucitado en esta Cuaresma, es entender el trabajo como un privilegio, no como una necesidad.

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Ahora que resucitó Jesús, ¿resucitamos con él o seguimos muertos? Es una buena pregunta para aplicar en nuestras vidas ahora que Cristo resucitó. 

Para estar resucitando hay que ser creador de algo, de un hogar, de un negocio, de una actividad, de una nueva vida. Porque no sólo es vivir, sino injertar la alegría de vivir en nuestros semejantes. Tal vez en tu cara sólo se ve un signo de pesos, ¡eso es igual a la muerte!

Para resucitar, hay que hacer las cosas, no buscar excusas para no hacerlas. Podríamos quitar la palabra problema y poner oportunidad, porque en esta vida todo es según la forma en que lo veamos. Tal vez hoy creas que te va mal, pero hay que entender que para que las cosas mejoren tienen que empeorar.

Resucitar es levantarse después de cada caída, en vez de buscarle explicaciones al fracaso. No hay que decir fracaso, hay que decir “experiencia de vida”. Fracasar es no volver a intentarlo, es trazarse una meta de éxito, y alcanzarla a pesar de todos los obstáculos. “Nos asombra ver a una persona de éxito, y no nos avergonzamos de nuestro asombro.”

Ese Cristo que resucitó hoy nos grita que tengamos un plan de vida, para luchar contra lo negativo y lo pesimista que llevamos dentro, un plan de entrega en servir. Porque entenderemos el éxito en nuestras vidas, cuando tengamos algo en dar, en compartir, para triunfar... ¡sirviendo!.

Haber resucitado en esta Cuaresma, es entender el trabajo como un privilegio, no como una necesidad.¿Odias, sufres y padeces tu trabajo?. ¿O quieres, disfrutas y gozas tu trabajo? Porque cuando entendamos nuestro trabajo como una bendición de Dios, lo empezaremos a disfrutar. 

Resucitar es ser hombre nuevo, es admitir un error, pero ¡no volver a cometerlo!. Todos tenemos errores, es malo no tener errores. Somos seres imperfectos, pero somos perfectibles. Bien me decía mi suegro: “Roberto, en la vida siempre tendrás pagos, problemas y enfermedades, los únicos que no tienen problemas...están dos metros bajo tierra”.

Para resucitar hay que saber qué tenemos que hacer ¡y hacerlo!. Hoy la vida te grita que seas feliz, y te realices como un ser humano en plenitud, no me digas que no puedes, querer es poder. “No me digas cómo lo vas hacer, mejor dime cómo lo hiciste”. Es una buena frase para que se la digas a tus colaboradores en tu trabajo.

Resucitar es ser hombre nuevo, es disciplinarse a sí mismo, bajo sanos principios, y someternos deliberadamente a esa disciplina. Disciplina en empezar un nuevo negocio, una nueva vida, es empezar una nueva dieta. 

Yo como médico nutriólogo, le digo a mis pacientes “Come la mitad, camina el doble, sonríe el triple y ama el cuádruple”.Empieza a caminar y a mover las tijeras. Deja de fumar, deja el alcohol, la droga....¡Hoy es un buen día para dejar todo eso que nos quita la vida, y resucitar en una nueva existencia!.

Porque resucitar es levantar el espíritu, es soñar en grandes empresas y conseguirlas. Tal vez eres un cadáver ambulante con el sudario puesto. Hoy, te puedes liberar de la muerte y empezar a vivir tu vida, y vivirla en plenitud. Resucitar es estar naciendo cada día con alegría, optimismo y amor. Es comprender que tenemos que cambiar en nuestras vidas, y cómo debemos de vivir nuestra nueva vida, para que valga la pena vivirla con entrega, servicio y generando bienestar. 

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