Resultados

Es notable que Rolando Zapata Bello sea, mes a mes, el gobernador mejor calificado del país, lo que resulta notable pues sus gastos en publicidad son austeros.

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Es ya una constante que Rolando Zapata Bello sea, mes a mes, el gobernador mejor calificado del país, lo que resulta notable pues sus gastos en publicidad son austeros y va en su cuarto año de ejercicio, lo que contradice el antiguo proverbio de que el poder desgasta. Y es que su calificación resulta superior a la de los gobernadores elegidos hace menos tiempo y que han sido foco de atención de los medios, locales y nacionales, como el independiente gobernante de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón.

Aunque para muchos la política es de resultados inciertos, pues influyen tantas variables imposibles de controlar, las razones de su calificación son bastante claras: el cumplimiento de sus compromisos, tanto de campaña como los adquiridos después; es decir, sus resultados concretos, lo mismo en obra pública que en reformas legales para actualizar nuestras instituciones, como las de impartición de justicia.

Ello no es producto del azar, sino de un trabajo planeado, articulado y metódico, que lo capacita para rendir cuentas, que, al otorgar acceso a la información pública, alimenta la percepción de que se trata de una administración pulcra, ordenada y honesta.

Es la ventaja que tenemos de poder contar con un político de carrera, con una sólida educación personal y formación profesional, con un desempeño eficiente que le ha otorgado la aceptación del 73% de los encuestados, la más alta del país.    

¿Desliz o acierto?  Aunque las redes han estado muy activas mofándose groseramente, con insultos y agravios de mal gusto, de la visita que hizo el candidato Donald Trump al presidente Peña en Los Pinos, igual aquí debemos analizar cuál era el objetivo y cuáles los resultados.

Las versiones esparcidas, de manera interesada o por desconocimiento de la política internacional, que afirman que el encuentro no estuvo debidamente planchado y que no se enteró a las autoridades norteamericanas, resultan completamente falsas, pues las entidades policiacas del vecino país no hubieran permitido la visita sin antes verificar la seguridad del candidato. Trump se vio excepcionalmente bien portado, pues ni él ni Peña tocaron públicamente el tema del muro.

El objetivo del candidato era darle marco a la declaración que haría más tarde para suavizar su política migratoria y atraer el voto de los migrantes; el del gobierno era hacer algo frente el peligro que representa para México su triunfo. 

Ambos cubrían sus expectativas, hasta el twitter donde Peña afirma que le dijo a Trump que de ninguna manera pagaríamos el muro. Lo que lo sacó de quicio y motivó que arruinara su declaración en Arizona, ocasionando que los líderes latinos del Partido Republicano rompieran de manera definitiva con él; así que, en términos prácticos, sólo el objetivo de México se cumplió.

Si me apuran estoy dispuesto a convenir con los detractores por sistema de Peña que la invitación a Trump fue, citando a Shakira, “un desliz convertido en acierto”.

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