Reto y riesgos de ¡aplicar la ley!

Quien dentro y fuera del gobierno sueñe con que la solución se puede dar en el corto plazo está rotundamente equivocado

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¿Cómo distinguir entre un grupo de personas que se arman para tratar de llenar el vacío de autoridad y defenderse de la delincuencia, y otro que trabaja para una organización criminal? ¿Cómo diferenciar una legítima organización social del brazo civil de un grupo guerrillero? ¿Cómo reconocer protestas magisteriales genuinas de vergonzantes y vergonzosos chantajes económicos y políticos?

Acertar en las respuestas implica un complejo y largo trabajo de investigación e inteligencia en el intrincado territorio guerrerense donde operan policías comunitarias inconstitucionales, como la que en El Pericón (Tecoanapa) osó bloquear el paso de una partida militar que había detenido y asegurado armas prohibidas a supuestos autodefensas.

Quien dentro y fuera del gobierno sueñe con que la solución se puede dar en el corto plazo está rotundamente equivocado.

El temple y la disciplina (que forman, norman y ahorman a soldados) explican que los militares no actuaran con la precipitación y consecuencias de usar con simpleza la frase “que se aplique la ley…”.

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