Revolucionarios Necrofílicos

Según GGM, los egipcios embalsamaban a los faraones por la creencia de que, mientras se conservara el cuerpo, asimismo se conservaría el espíritu.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Gabriel García Márquez tituló El destino de los embalsamados el texto que publicó en El País (15 de septiembre de 1982) acerca de sus visitas (1957 y 1979) al Mausoleo de Lenin.

En su primera incursión pudo ver también todavía, junto a la del líder de la revolución soviética, la momia de Stalin, cuyo cuerpo terminó siendo “sacado de su templo glorioso y mandado a dormir un sueño sin testigos…”.

Ante la de Lenin, el genio que antier cumplió 86 años escribió hace 30: “No era fácil soportar la idea de que la muchedumbre que desfilaba por el mausoleo le estaba rindiendo tributo a un héroe partido por la mitad, cuya parte inferior se había podrido y convertido en polvo en algún basurero distinto”.

Según GGM, los egipcios embalsamaban a los faraones por la creencia de que, mientras se conservara el cuerpo, asimismo se conservaría el espíritu.

Y remató sus reflexiones con la historia de la momia de un niño que sus padres quisieron conservar sentado en una sillita y vestido de marinero, pero que al paso de los años acabó “a merced de las polillas y el olvido en un ropero del dormitorio…”.

Lo más leído

skeleton





skeleton