Riviera Maya cautiva por su cultura

Los representantes de la Unesco fijaron intereses supremos en el Caribe Mexicano...

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Los representantes de la Unesco fijaron intereses supremos en el Caribe Mexicano, principalmente en Tulum y Cozumel.

Primero fue el hallazgo de “Naia”, el esqueleto de una chica de aproximadamente 15 años que cayó en una cueva de Tulum hace 13 mil años y que, según expertos, otorga nuevas pistas sobre los orígenes de los primeros habitantes de este continente.

En ese y otros sitios aledaños han encontrado restos de animales de al menos 11 especies distintas, lo que también asombra a los arqueólogos de todo el mundo, quienes suponen una riqueza incalculable que pudiera existir en los más de 12 mil cenotes de la Península de Yucatán.
 
El segundo acontecimiento fue la firma de los gobiernos municipal y estatal con la Unesco para realizar en Cozumel encuentros internacionales de expertos en arqueoastronomía, turismo cultural y ecoturismo. Esto, sin duda, reafirma el avanzado estado del trámite para declarar a la isla “Patrimonio Histórico” ante la ONU, un asunto que comenzó semanas antes.

El patrimonio histórico y cultural de Cozumel ha sido reconocida por el organismo, que destaca la conservación del territorio: más del 90 por ciento del litoral y poco más del 50 por ciento de la superficie terrestre es Área Natural Protegida.

Ambos sucesos, muy importantes para el estado, cuyas autoridades siempre buscan la promoción y presumir mucho más que sol y playa.

Por otra parte, son momentos en los que debe lamentarse la falta de presupuesto y personal capacitado del Instituto Nacional de Antropología e Historia, pues sus representantes en Quintana Roo han declarado en no pocas ocasiones que hay riquezas milenarias bajo la selva, en cenotes o cavernas sin explorar debido a lo anterior. Y no explorarlo significa que se desperdicia la oportunidad de cambiar incluso la historia, como prevén los científicos.

De hecho, basta saber que una publicación extranjera difundió la premisa del hallazgo de “Naia” y que corresponsales de otros países saturan con llamadas y correos a las autoridades del INAH, en la Ciudad de México, para conocer los detalles.

Además de ello, la falta de vigilancia especializada en los sitios ha permitido el saqueo de piezas y la destrucción involuntaria de objetos, acciones que deberían castigarse por tratarse de verdaderos tesoros.

Cada vez que levantan moles de concreto en el litoral del estado, devastan áreas selváticas, destruyen dunas y otros ecosistemas, es un retroceso imperdonable en la historia. Los ancestros de esta región concebían la vida en distintos niveles, donde el entorno era igualmente venerado, y desmoronarlo implica aniquilar varios “mundos”.

Por lo tanto, es válida la petición de canalizar más presupuesto para la investigación en rubros como cultura o turismo, porque este patrimonio es capaz de convertirse en un centro económico que dé empleo y facilite la convergencia en pro de la humanidad.

Las autoridades federales han anunciado que invertirán montos históricos en los siguientes años para crear polos turísticos, modernizar los servicios públicos en los destinos más importantes, mejorar la infraestructura y recuperar activos turísticos como las riquezas arqueológicas. Será entonces cuando tendrán la oportunidad de reivindicar el pasado, sin de dejar de mirar hacia adelante con optimismo.

La cultura en Quintana Roo, al igual que el turismo, debe catalogarse como industria transformadora, que reconstruye el pasado, pero que también aclara el presente y edifica el futuro.

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