Ropa de bien nacidos

Para tener una vestimenta a su medida, sólo necesita ir al costurero para que le confeccioné la prenda, presuma orgulloso, el cuerpo de tamal mal amarrado que se carga.

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¿Cuándo fue la última vez que se sintió a gusto con una prenda de vestir? Me refiero el cuello a su medida, hombros ajustados perfectamente, mangas y puños del tamaño de su mano, largo de acuerdo con la talla de su cuerpo, botones, etc.

Una vestimenta a la medida de usted. No del estereotipo de empresas extranjeras que lo obligan a usar medidas pares no importando que usted sea talla 37. Que le impone portar a la altura del corazón el logotipo distintivo y lo utiliza a usted como modelo para promocionar su ropa -no siempre en el mejor de los casos- y, además, sin pudor, le encaja la camisa en quinientos pesos o más sin que obtenga regalías por portar la prenda, a menos que sea de los que  prefieren el desajuste en su imagen personal en aras de dar a conocer a otros su preferencia por cierta marca.  

Siempre ha existido la oportunidad de estrenar ropa a la medida, costumbre no en boga, que implica recurrir a un sastre. Existen en Mérida tiendas donde puede encontrar telas de algodón, poliéster o linos de varias calidades a un precio accesible a sus necesidades. 

Haga usted las cuentas del material necesario. El otro punto es ir a un costurero que le confeccioné la prenda. Se sugiere una primera sesión para discutir detalles, ser medido de “pe a pa” y contar con la opinión de un experto de lo que le conviene más. 

Discuta con el artesano los aspectos hasta estar de acuerdo. Se recomienda dar tolerancia a la fecha de entrega. Atrévase a ser original. Presuma orgulloso, con elegancia, el cuerpo de tamal mal amarrado que se carga, merced al cuidado que ha decidido para con usted.

Puede encargar su logo personal para distinguirse y alejarse así de la uniformizante mediocridad de lagartitos, anclas y robotitos que portan aquellos que distinguen a la marca fulana, aunque les quede fatal. 

Registre y proteja su diseño. Sé de personas que han demandado a “Cristian Pior ®”, “Pier Carnal®” y “Yvas sin Lorenzo®”, marcas de lujo, por haberse apropiado imágenes ajenas. Si no lo hace y le roban la idea no se moleste. Pase uniformado hasta que la prenda pierda color y textura, encárguese media docena nuevas y cambie su distintivo por otro.

No desespere y sea perseverante. Su mujer entenderá que usted, su marido, es un hombre bien renacido porque la adora y la quiere. Vaya biem.

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