Salados, indignados y exagerados

Nunca lo leí en la Constitución pero me hubiera encantado que se incluyera la salsa Valentina.

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No sabía que uno de mis derechos fundamentales era tener un salero en cada mesa de cada restaurante donde decido comer. Nunca lo leí en la Constitución pero me hubiera encantado que se incluyera la salsa Valentina. No se puede todo.

Ahora que he vuelto a leer el término recuerdo haber conocido de la “biopolítica” en alguna densa clase de la universidad mientras leíamos a Foucault. No sabía, eso sí debo confesarlo, que era una derivación de políticas del nazismo. Eso sí no.

Pero todo eso ha salido a la luz a partir de la campaña de la Secretaría de Salud del Distrito Federal “Menos sal, más salud”. Hay indignación en las redes sociales porque el doctor Armando Ahued se juntó con la Canirac y la AMR, organizaciones que agrupan a los restaurantes del país, y les propuso que aquellos que tuvieran en sus mesas saleros, los retiraran. Si alguien quiere sal, que la pida. No hay obligación, ni sanción. Los restauranteros dijeron que le entraban con entusiasmo.

Y se armó. Resulta que Ahued es un tirano.

Debo confesar que a mí no me disgusta tanto la medida porque la conozco. Hace unos años me hicieron lo mismo en mi casa y mi presión arterial ha mejorado. Pero entiendo que debo estar atento a que se planeen más acciones de “biopolítica” que quieran terminar con mis derechos fundamentales.

Uno de cada tres mexicanos sufre de presión arterial. Los mexicanos consumimos cada día un poco más del doble de sal de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud. La hipertensión es jodida porque es silenciosa. Es de esas enfermedades que ahí están y uno no lo nota hasta que es tarde. La Encuesta Nacional de Salud 2012 reveló que ninguno de los encuestados conocía que padecía hipertensión arterial cuando le fue detectada.

En un reciente estudio de la UNAM y la Academia Mexicana de Medicina se dice: “De 1980 al año 2000, se identificó un incremento alarmante del 47% en la mortalidad por diabetes mellitus tipo 2, pasando de ser la novena causa de mortalidad en 1980 a la tercera en 1997, a la segunda causa de mortalidad a nivel nacional en el 2010, con cerca de 83,000 defunciones. En un análisis sobre la carga de enfermedad en México, utilizando datos de 2004, 75% de todas las muertes ocurridas en el país estuvieron causadas por enfermedades no trasmisibles relacionadas con la nutrición”.

Yo pensaba criticar la medida por su timidez —en relación con la gravedad de la situación de salud/nutrición que vive el país—, pero ahora que caigo en la cuenta de este intento de autoritarismo, con orígenes nazis, pues ya no se qué pensar. Me queda un gusto… amargo.

Twitter: @puigcarlos

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