¡Salven a los ricos!

Auténticos multimillonarios como Warren Buffet (además de esos 200 ricos seudoliberales demócratas que exigen que el SAT yanqui los trate como a cualquier clasemediero).

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¿En qué clase de mundo vivimos como para que gente perversa como Barack Obama y Françoise Hollande, presidentes de dos naciones que solían impulsar del capitalismo más salvajemente grupero, impulsen una de las medidas menos humanistas, enfermas y siniestra: que los ricos, esa base social tan desprendida y solidaria, pague más impuestos?

Y lo peor de todo es que la idea no proviene de un guerrilero comunista con ideas posmodernas como el Sup Marcos, que en sus delirios de las Montañas Azules escucha cómo cruje es sistema, o de algún marxista-leninista trasnochado de esos que están hartos de las cadenas de esclavitud tradicional, sino de auténticos multimillonarios como Warren Buffet (además de esos 200 ricos seudoliberales demócratas que exigen que el SAT yanqui los trate como a cualquier clasemediero).

Todo parecía, gracias a dios, un sueño guajiro de esos que alimentan las campañas políticas de los candidatos populistas. Promesas que se hacen para atraer a los incautos y ganarse a los idealistas que suponen que los adinerados del mundo están tan comprometidos en los temas sociales que hasta se les podría confundir con una especie de Robín Hoods, de esos que le quitan al proletariado para darle a la pequeña burguesía en ciernes.

Sin embargo, las cosas en las tierras galas han cobrado su primera víctima: el gran actor y milloneta, Gerard Depardieu, quien ha encarnado al mismísimo Obelix, espíritu de la Galia irreductible ante el acoso de Roma, que ha tenido con desterrarse a Bélgica para no pagar el excesivo impuesto de 75% que caería sobre su billete grande de actor y restaurantero. El tema causó un gran debate (algunos acusaron a Depardieu de traidor a la patria y otros de gran defensor de las causas sagradas del Sarko Sarkozy, algo sobre lo cual no se sabe si se trata de un elogio o una afrenta) que aún no termina. Sobre todo porque en su afán de defender las benditas causas de la avaricia y en su lucha contra la loca idea de Hollande de que en estos momentos de crisis los franceses deben estar unidos, Monsieur Gerard ha renunciado a su pasaporte sin importar que la medidas hacendarías contra los Ricky ricones no hayan sido aprobadas hasta nuevo aviso.

Al final cupo la cordura; ni modo de hacer pobres a los ricos, no la frieguen.

Me alegro de que en México esas cosas no ocurran. Nadie quiere que nuestros representantes en Forbes se vayan a nacionalizar belgas. De otra manera, ¿quién se encargaría de hacernos sentir miserables y pobretones causantes cautivos?


www.twitter.com/jairocalixto

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