Cuando está por cerrar el año, Yucatán se ha teñido de sangre con dos truculentos crímenes que han causado estupor en la sociedad, porque esta clase de homicidios no son frecuentes en Yucatán. 

Apenas hace unas semanas comentamos que el asesinato más horrendo ocurrido en México durante este calendario era el cometido por una joven ucraniana, adicta a las drogas, que mató a su madre y su hermana menor para después descuartizarlas, en un sangriento hecho ocurrido en Tijuana en mayo pasado, pero en Mérida un par de adolescentes cometió un atroz crimen con características similares a las de la ya célebre asesina Anastasia Lechtchenko Masney, de 19 años, a quien le espera una condena de 80 años de prisión, según las nuevas leyes.

Los pubertos criminales son José Ángel M. B., de 15 años, y su novia América Monserrat C. G., de 14, quienes asesinaron de numerosas cuchilladas y machetazos a la madre y la hermana de aquél en un predio del fraccionamiento Juan Pablo II, todo porque la familia del homicida no aprobaba su romance, pues ambos adolescentes ya habían decidido “arrejuntarse”.

El doble homicidio causó conmoción porque se trató de un matricidio y un fratricidio, cometido por un par de menores de edad, además de la saña con que fueron hechos, pues cada víctima recibió más de 30 heridas.

José Ángel, quien padece de trastornos mentales, dejó una carta a su padre -quien en el momento del horrible crimen trabajaba en una plataforma de Pemex, frente a Ciudad del Carmen- en la que pedía perdón por los crímenes, pero nunca expresó su arrepentimiento.

De este doble asesinato se ha señalado que el par de chicos, sobre toda la adolescente, practicaban el culto a la Santa Muerte y que fue ella la que incitó al novio para matar a su madre y su hermana, ya que lo habían planeado desde días atrás en su escuela “Santo Tomás de Aquino”.

Y todavía no se apagaba el eco de este sonado doble crimen cuando en días pasados fue hallado el cuerpo desnudo de una jovencita en un camino de terracería cerca de Conkal.

La víctima, Martha Eugenia Martínez Ávila, de 18 años de edad, fue violada y estrangulada, y su cadáver arrojado en montes de esa población.

Se han manejado distintas versiones, pero al parecer la chica llevaba una vida disipada que la condujo a perder la vida de esa violenta manera.

Sobre este último hecho, aún no hay detenidos pero, según las autoridades, al parecer hay un sospechoso, que podría ser alguien cercano a la jovencita.