Leo con gusto que se avecina una oleada de estrenos en Mérida. Una cartelera de catorce obras teatrales, todas ellas resultado de la maestría en dirección escénica de la ESAY.

Hace unos meses me buscó la bailarina Isabel Núñez, estaba por terminar la maestría, tenía problemas con quien debía escribirle su obra y me pidió escribir un texto sobre una idea que ella tenía de los bailes en el popular rumbo de Santiago.

Lo que me proponía carecía de substancia; siendo bailarina, había puesto todo el foco a las coreografías sin ocuparse mucho del hilo conductor de la historia. Acepté porque me gusta crear junto a gente seria, que no se detiene al primer obstáculo y porque el proyecto está asesorado por Mario Espinosa, destacado promotor y creador escénico, a quien debemos importantes iniciativas en el teatro mexicano. El programa nacional de teatro escolar es una de sus grandes visiones a favor del teatro.

Recordé que en Santiago se han cometido los crímenes más atroces de nuestra ciudad, me propuse hablar de uno de ellos, uno que nos duele porque se llevó a alguien de nuestra comunidad: la destacada bailarina Cinthia Ricalde, alumna y musa del maestro Víctor Salas. Isabel accedió y empecé un trabajo de investigación para tener una obra a la altura de Cinthia.

Es lamentable lo que encontré sobre ella en las redes: muy poco de su trabajo y mucho amarillismo sobre su muerte, historias torpes que hablan de ella como un fantasma, un alma en pena que deambula por Santiago. Preferí recuperar su esencia sin dejar de contar algunos pasajes de su trágica muerte. 

Afortunadamente, Isabel aceptó mis propuestas, me dio libertad para escribir y entregarle un texto titulado “Santiago Baila”. Un espectáculo de danza teatro que se estrenará el 26 de abril a las 20:00 horas, en el teatro Daniel Ayala (entrada libre). Con un maravilloso reparto de actores: Jorge Chablé, Asunción Haas, Yuliana Vargas, Roberto Tejeda, Juan Carlos González y Rubén Balam. Me gustan las historias que hablan de gente que conozco, siento que de alguna manera hago un homenaje a su vida cuando escribo  sobre ellos.

A Cinthia la conocí poco, la vi algunas veces en el escenario y en una visita al Cecuny. Era una mujer dulce; un cisne hermoso que llevaba la sonrisa como presentación.

Querida Cinthia, sirvan esta obra, estas letras para no olvidarte, para mantener con vida la memoria de tu obra artística, de tu impecable ser que fue arrancado de la danza y que sigue siendo insuperable en la historia de Yucatán.