Se “ahogan” en el mismo problema

Bachear, reencarpetar y cavar pozos de absorción no ha sido la solución a tremendo problema...

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Bachear, reencarpetar y cavar pozos de absorción no ha sido la solución a tremendo problema. Es más, se ha convertido en parte de él pues ha sido justificación para corromper y robar. Ningún funcionario, de ningún partido, ha sido capaz de encararlo con inteligencia… ni honestidad.

Un artículo publicado recientemente en la revista FUSIÓN Q, de Quintana Roo, presenta una posible solución a las inundaciones, los baches y otros tantos líos derivados.  

Carlos Íñiguez, ex director adjunto del Sistema de Agua de Naucalpan, Estado de México, asegura contar con un plan eficiente y económico. De entrada, lamenta que lo padezca una ciudad con vasos reguladores naturales de agua, como el mar y las lagunas, a pocos kilómetros o incluso metros según la zona.

Si bien es cierto, la ubicación geográfica de Cancún, por la que atraviesan constantes fenómenos meteorológicos y que a su vez dejan cuantiosa precipitación, es una terrible desventaja para miles de habitantes, en la parte baja es fácil canalizar el agua con pendientes controladas hacia el mar o el sistema lagunar. Considerando que en Cancún no hubo planeación estratégica inicial, la dificultad debe corregirse sobre la marcha y con pocos recursos. 

Sería casi imposible reconstruir avenidas y arterias secundarias, cambiar el drenaje donde hay o sustituir las deterioradas tuberías; entonces lo idóneo es dejar correr el agua. La planeación cabe en los fraccionamientos por construir, donde debe procurarse vialidades coordinadas con el sistema de agua para ahorrar esfuerzo y dinero en el mediano plazo.

Es mucho más caro reparar calles, desazolvar los sistemas de agua o crear pozos de absorción, sobre todo en el centro, donde las calles fueron construidas en 1993, cuando era gobernador Mario Villanueva y presidente municipal Carlos Cardín. Este 2013 terminó la vida útil de ese concreto, por ello el colapso en la zona fundacional. 

Lo ideal es el hidráulico, no el asfalto que parece plastilina, no el chapopote con aditivo que acostumbran colocar. Cuando hay un bache o charco, el agua depositada ahí se mantiene durante horas y es cuando el asfalto se daña. Este daño también llega de rebote a los conductores, quienes deben pagar costosas reparaciones mecánicas.

Lo criticable es que haya reparaciones sobre reparaciones, ya que la solución debe ser profesional, sobre una superficie seca, para cortar sin dejar figuras irregulares e integrar el material a más de 80 grados centígrados. Con eso, el asfalto quedaría adherido y resistente en los contornos. Todo eso, insisto, no ocurriría con el hidráulico.

Anuncios, promesas y millones que obran en discursos y boletines, pero que no se ven con claridad. Cancún no merece la tragedia que padece cuando llueve.

Desorbitado...

El tema de la basura también es importante porque tapa las coladeras, pero no es la causa principal. Al recorrido irregular de camiones recolectores se suma la poca conciencia, el mal hábito de muchos que no depositan los desechos en contenedores y los dejan en cualquier esquina o afuera de su casa. 

En este momento, una campaña intensa y permanente al respecto no sobraría. Hoy todo cuenta.

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