La justicia mexicana, en nombre del debido proceso, es una cosa esplendorosa. Por eso, cuando dejaron salir de la cárcel a Florence Cassez, la heroína de los montajes de García Luna Productions, todos supimos que esto era solo la nota de apertura de una gran sinfonía libertaria donde no estaría involucrado ningún inocente.

Así, era lógico que las autoridades iban a ir soltando, conforme a derecho, a nuestros más conspicuos maleantes, siguiendo la lógica de la francesita.

Cosa bonita, que en un país como el nuestro hasta entre presidiarios haya clases. Por eso el gran entusiasmo desatado cuando el legendario Rafael Caro Quintero, a través de sus abogados, nos hiciera saber que gracias a los chafas oficios del Ministerio Público, que ni para dar michoacanazos sirve, el hombre que iba a pagar la deuda externa salió de Puente Grande por la puerta grande, y no a escondidas como El Chapo.

Después de las devaluaciones priistas de López Portillo, la aparición de la dupla ruda, rudísima que conformaban en el alucinante mundo del narco Caro Quintero y Don Neto nos dotó de dos villanos favoritos mientras aparecían los hermanos Salinas. Eran los primeros antihéroes populares.

Grandes melodramas rancheros del gobierno yanqui, que chillaba cual plañidera por Kiki Camarena, el agente de la DEA asesinado por el Mauricio Garcés del narco.

Es curioso, a la hora de saberse que Caro estaba libre por lo que viene siendo el imperio de los tecnicismos judiciales, el gobierno de Obama tardó casi tanto en reaccionar como el de Peña, al que agarraron un poco más preocupado por conchabar a Los Chuchos, que un día y otro también amenazan con salirse del Pacto por México.

Como sea, nos devuelve la fe en la humanidad saber que Don Neto también se quiere escabullir como su carísimo Caro, alegando que también es un Presunto culpable.

Ojalá, si cuando lo apañaron parecía una combinación de Rigo Tovar y Ron Damón, supongo que cuando salga seguro lo hará vestido de Federico P. Luche.

Por supuesto, no faltara quien diga que con todo esto, junto con la exoneración de Raúl Salinas y el necesario despido de García Aspe de Pumas, no quedara más remedio que soltar a la maestra Gordillo. Al rato sueltan a El Mochaorejas, Caletri, los tres Aburto y así.

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