El 15 de noviembre de 2011, dos días después de la elección de gobernador en Michoacán, escribí aquí un texto titulado “La Cocoa no sabe perder”. Criticaba a la candidata del PAN, Luisa María Calderón, por no reconocer su derrota con el argumento de que “en algunas zonas, grupos delictivos tomaron el control de las casillas, decidieron quién podía y quién no podía votar y violentaron el derecho de muchos ciudadanos”.

Me tuve que desdecir y ofrecer una disculpa a la Cocoa una semana más tarde, luego de que transmitiéramos en MILENIO Televisión una serie de grabaciones que dibujaban la forma en que Los caballeros templarios presionaron a favor de los candidatos del PRI. Grabaciones sobre las elecciones en la Tierra Caliente michoacana que permitían suponer que el modus operandi pudo haberse reproducido en otros lugares de la entidad. Voces que ordenaban votar por el PRI para “tener derecho a pedir lo que van a necesitar y a güevo se va a cumplir”. De lo contrario, “se les quemaría la casa con todo y familia”.

La Tuta, líder histórico de los Templarios, subió un video la noche del miércoles para expresar, esencialmente, lo mismo que el secretario de Gobierno y ex gobernador interino, Jesús Reyna, afirmó el lunes: que jamás se reunieron entre ellos antes de aquella elección. Y para “probar” a través de una grabación que solo la gente de la Cocoa trató de pactar con los Templarios entonces.

La Cocoa respondió ayer con un comunicado escueto, en donde se dijo amenazada por La Tuta, y se sorprendió porque el narcotraficante “se nota muy cómodo con el gobierno actual”.

De lo último, ni duda cabe.