Senadores del PAN contra el Ejército

Tan grave como lamentable que el Senado sea rehén de una minoría a la que mueve el resentimiento o el afán de victimizarse.

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Inexplicable que senadores actúen de manera ligera frente al Ejército y regateen a esta institución y a quien es el comandante supremo de las fuerzas armadas el espacio que les corresponde en el acto de conmemoración centenaria. Arsenal, de Pancho Garfias, informa que los promotores del boicot para que el presidente Peña Nieto y el general secretario Salvador Cienfuegos hicieran uso de la tribuna fueron Javier Corral, Roberto Gil, Mariana Gómez del Campo, Silvia Garza y Jorge Preciado. A favor estuvo Javier Lozano.

De Javier Corral y Mariana Gómez del Campo todo se puede esperar, particularmente infantilismo, no así de Roberto Gil, cercano por igual al presidente Calderón que a Josefina Vázquez Mota y socio de Germán Martínez, ex dirigente del albiazul, uno de los panistas más lúcidos y auténticos en estos momentos difíciles de Acción Nacional. Gil Zuarth tiene formación y experiencia para diferenciar los temas partidistas de los de Estado. Es incomprensible, sobre todo, por su carácter de presidente de la Comisión de Justicia y, por lo mismo, presumiblemente obligado a la prudencia y ponderación.

Quizá su cálculo tenga que ver con los señalamientos hechos contra él en el tema de juegos de apuesta y la sospecha que se ha hecho correr entre los senadores panistas de que los golpes no son errores propios, sino invento del gobierno. No está por demás señalar que el agravio por el boicot no es al PRI o al presidente Peña, sino contra la institución a la que mucho debe agradecer el ex presidente Calderón. El presidente Peña no habló y el secretario lo hizo en el patio. La tribuna fue exclusiva para Ernesto Cordero.

Tan grave como lamentable que el Senado sea rehén de una minoría a la que mueve el resentimiento o el afán de victimizarse. Desde hace tiempo el país ha padecido y mucho por la incapacidad de superar las heridas de la batalla electoral. El PRD y la izquierda deben estar regocijándose al ver a sus adversarios ideológicos infligiéndose heridas profundas y perdiendo brújula en asuntos fundamentales como es el reconocimiento que los mexicanos deben a sus fuerzas armadas.

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