“Señor, dejó la luz prendida”, o cómo ser un director de exportación
México se convirtió en un ejemplo verde con algunos datos poderosos. Solo el año pasado ahorró 3.34% del consumo de energía, recicló el equivalente a 1.3 estadios Azteca de basura...
Manuel Gómez Peña es el mexicano con el puesto en sustentabilidad más importante del mundo. Se ha convertido desde la semana pasada en el VP de Sustentabilidad Mundial de Walmart Stores (la empresa #1 en el ranking de las 500 más grandes de Fortune). Deja de velar por los ahorros y el espíritu verde de México y Centroamérica para exportar su modelo a los 27 países donde opera el gigante de los supermercados.
¿Qué vieron desde la casa central de Arkansas los directivos de Walmart en este ejecutivo mexicano? Que en los cuatro años en el puesto había creado un sistema de sustentabilidad que más allá de lo romántico de volver verde una empresa, ideó metas reales (y ahorros concretos) primero a corto y mediano plazo.
“Puse indicadores mensuales de todo y los ahorros eran cuantificables en el estado de resultados”, me explicaba Gómez Peña, quien en breve se mudará a Bentonville para coordinar su estrategia (ahora) mundial en sustentabilidad.
México se convirtió en un ejemplo verde con algunos datos poderosos. Solo el año pasado ahorró 3.34% del consumo de energía, recicló el equivalente a 1.3 estadios Azteca de basura, ahorró 350 millones de litros de agua (como el consumo diario de 2.3 millones de personas) y dejó de usar 1.2 millones de kilos de bolsas de plástico (imagine el equivalente a 160 elefantes).
Otra de las innovaciones fue que la implementación no solo quedó en las tiendas de Walmart, sino que extendieron la huella a sus proveedores. En este tiempo más de 250 pymes fueron ecocapacitadas, lo que les generó (según midió Wal-Mart) un ahorro extra de 190 mdp.
Como ex consultor de McKinsey, Gómez Peña siempre fue un obsesivo de los procesos. A tal punto que cuando estaba a cargo de Sustentabilidad aquí en México, un día persiguió al director general por un pasillo, porque se había olvidado de apagar la luz de su oficina: “aquí no desperdiciamos ni un centavo y no hacemos algo que impacte negativamente al medio ambiente”, le dijo, y el CEO se regresó a apagar su luz.
“Estoy dispuesto a molestar amablemente a quien sea necesario para que las cosas se hagan de manera diferente”, afirma. Y entendí que esa filosofía fue su trampolín para saltar a proyectos más grandes en una de las empresas más grandes del mundo.