¿Sí fue suicidio?

Los familiares de la abogada descubrieron que ella tenía lesiones, golpes y laceraciones.

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Algo raro enturbia el ambiente en Valladolid. La muerte, presuntamente por suicidio, de la abogada Miriam Yuridia Puc Noh, quien se habría quitado la vida en la celda donde la recluyeron los polis de la “Sultana de Oriente” el sábado por la noche, luego de escandalizar, bajo los influjos del alcohol, en la casa de su esposo, Neftalí López Chan, del cual estaba separada o, al menos, bronqueada.

El caso es que la joven profesionista, con 30 años a cuestas, optó por el “suicidio” la madrugada del domingo al colgarse con su propia ropa. Hasta allí, dentro de lo que cabe, todo normal. O sea, quizá por depresión, Miriam optó por jalar de su propia cuerda y cortar de tajo su existencia. Hay cientos, miles de casos de esta naturaleza en Yucatán.

Pero lo incómodo surgió cuando, mediante averiguaciones de sus propios familiares, se descubrió que, al momento de tomar la fatal determinación, no había un solo agente policiaco que cuidara los “apandos” de esa corporación de seguridad. Es muy posible que los efectivos estuvieran echando la pestaña o sus “chelas”, ya que se habla de que el personal anda muy libre, suelto y pasándose por el arco del triunfo lo que acontezca allí.

Será el sereno, pero cuando los familiares de la abogada fallecida fueron a recoger el cuerpo y después de la autopsia de ley, descubrieron que ella tenía lesiones, golpes y laceraciones en distintas partes de su anatomía ya inerte.

Entonces, ¿qué fue lo que sucedió realmente? Los familiares de la damita están que trinan contra las autoridades, y no es para menos porque, al descubrir que el cadáver tenía huellas de golpes, no es ilógico pensar que los agentes le dieron su “calentadita” dentro de la celda, quizá porque estaba muy impertinente, pero aun así, no es válido ni nada que esté amparado por la ley. La presunción de la familia va más allá: colgaron a la muchacha; nada que fuera un suicidio con todas sus letras.

Por supuesto que este caso amerita una pronta investigación. El alcalde Roger Alcocer está obligado a aclarar lo ocurrido, y más aún, cuestionar la labor del personal que comanda Carlos Marsh Ibarra, bastante polémico en su trabajo y que, al parecer, ya no está de plácemes con las autoridades municipales.

PRIMERA CAIDA.- Aunque parezca un caso aislado, urge que se deslinden responsabilidades en la muerte (“suicidio”) de la abogada Miriam Puc Noh. No es posible que se haya colgado nada más así porque sí. Existe la presunción de la depresión, pero los golpes en el cuerpo no son hipótesis, son reales. Y así se fue a la tumba.

SEGUNDA CAIDA.- Es necesario, de la misma forma, que se investigue la chamba de Carlos Marsh Ibarra, y la de sus subordinados. Hasta el momento no han dado la cara, y tampoco han aceptado dialogar con los familiares de la occisa, quienes cuestionan el trato que recibió la mujer.

TERCERA CAIDA.- Entonces, algo huele raro en materia de seguridad en Valladolid. Alguien no está haciendo bien su chamba. ¿Quién?

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