A veces vemos tan normales ciertas actividades, que perdemos la objetividad sobre si es algo bueno o malo. Por mi trabajo he tenido la fortuna de convivir con personas de todo el país, las cuales me platican cómo es vivir en sus ciudades y estados. Definitivamente en todos lados se cuecen habas, como decía mi abuelita, pero, sin lugar a dudas, después de hablar con la mayoría de esas personas siempre termino con más admiración y cariño para Mérida y Yucatán. 

Hace unos días me volvió a pasar, cuando en un estado del occidente del país pedí la referencia de una dirección y me dijeron: “¿Te acuerdas dónde fue la balacera el otro día? Es ahí junto”. La persona que me lo dijo, la que iba conmigo y todos los que estaban en la estética se quedaron con la normalidad que se obtiene de un hecho que sucede constantemente en su ciudad. Yo sólo atiné a decir que era una pena tener esos hechos como referencia.

Todos me voltearon a ver con una sonrisa nerviosa. 

Quienes vivimos en Yucatán somos muy afortunados porque estamos acostumbrados a que lo normal es vivir en paz, sin delincuencia, con trabajo y en armonía con la naturaleza. 

Hago esta reflexión porque hace unos días, la edición mexicana de Forbes publicó su Top 3 de ciudades para vivir en México, entre las que se encuentra Mérida. El artículo habla de la calidad de vida, la oferta cultural y sobre todo el clima de seguridad que tiene el estado. La catalogan como una ciudad industrial, con mano de obra calificada y con apoyo gubernamental para incentivar la inversión. Hablan del puerto de altura de Progreso, carreteras de primer mundo y servicios médicos de vanguardia.

Personalmente creo que es un gran punto a favor que este tipo de publicaciones, que incentivan la inversión económica, hablen bien de la ciudad. Y eso no es un trabajo del gobierno solamente, es un trabajo coordinado con la ciudadanía que ha encontrado como normal vivir con esta calidad de vida. 

En este sentido, cualquier acción y programa que se realice para mantener esa normalidad es acertado. Tenemos que aplaudir la entrega de unidades policíacas a todos los municipios, que hizo el gobernador hace días; tenemos que aplaudir todas las actividades culturales que realiza el Ayuntamiento; y tenemos que aplaudir que los yucatecos todavía se preocupan por conocer a sus vecinos y por hacer el bien. 

Llevamos un estilo de vida tan tranquilo, que nuestra necesidad de confrontación la llenamos buscando cualquier error para criticar, en lugar de para proponer. Por supuesto que falta mucho por hacer, todavía hay gente sin trabajo, sin comida y sin techo, pero a veces hay que aceptar los cumplidos sin pensar en algún interés oculto.

¿Por qué no, aunque sea esta vez, aceptamos que vivimos bien?