Permítame iniciar con una pregunta: ¿qué tan importante considera que es que las autoridades estén cerca? Y con eso me refiero a que vayan a su colonia, caminen por su calle y platiquen con usted.

Para ser sinceros, a mí me gusta que estén ahí, pero más que andar caminando las calles, me gusta que sean accesibles. El asunto con estas actividades de los funcionarios es que, en muchas ocasiones, no se realizan con la ciudadanía en general. Los que asisten a los eventos, caminatas y festivales son sus discípulos y no siempre tienen una opinión objetiva de las cosas. Funciona muy bien cuando se está en campaña para reforzar el contacto con los militantes, pero como autoridad no deben olvidar que gobiernan para todo el mundo, simpatizantes o no. 

Y parecerá algo fácil, pero la verdad es que los políticos accesibles son una rara especie. Y aquí voy a hacer un paréntesis para comentarle de una iniciativa ciudadana para fomentar la lectura entre la población. En muchos países ya se tiene la costumbre de dejar libros en lugares públicos para que la gente los tome, los lea y los regrese a la calle. El día de hoy, en lo que se intenta sea un movimiento masivo, en México se realizará la práctica de Siembra un Libro, con una mecánica muy sencilla:

1. Tome un libro de su biblioteca personal para regalar a un extraño. No tiene que ser nuevo, puede ser alguno que usted ya haya leído. Puede informar en las redes sociales qué libro piensa sembrar.

2. Escriba una nota para el extraño que lo encuentre. Puede describir por qué le gustó ese libro o por qué quiere compartirlo. No se olvide de invitarlo a participar en el proyecto, quizá sembrando un libro él también.

3. Deje el libro, con la nota, en algún lugar público. Puede ser una plaza o un parque, en un lugar accesible y fácil de encontrar. Tome una foto para documentar el evento y publíquela en las redes sociales con la etiqueta #Siembraunlibro.

¿Sencillo no? A quienes nos gusta leer, un libro es un gran descubrimiento. Y a quienes no tienen el hábito, encontrar algo y recibir un regalo es una gran experiencia. Así como lo invito a usted a participar, lo hice con algunos políticos.

Aunque les pareció una buena idea, sólo uno dijo que sí de inmediato y se comprometió. Los demás dijeron que lo iban a considerar y algunos otros de plano ni contestaron. Si usted que me lee es ciudadano, ojalá participe por el simple hecho de querer mejorar a su país; si usted es político, puede pensar en el dicho aquel de que regalar un libro habla bien de quien lo regala y de quien lo recibe y además publicitar su participación ¡es parte de las reglas!

Y si usted es líder de opinión, recuerde su responsabilidad con la formación de sociedades bien informadas. Así que agarre su libro, siémbrelo y deje que el destino haga su trabajo.