Siempre con música (1a de 2 partes)

No podemos negar que la música es universalmente un fenómeno del que existen muestras a través de la historia en todas las culturas y épocas...

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No podemos negar que la música es universalmente un fenómeno del que existen muestras a través de la historia en todas las culturas y épocas. La música era instrumento de defensa frente a males como la destrucción y enfermedad así como se usaba para acercar los bienes terrenales como la salud, prosperidad y espirituales (rituales fúnebres) y se creía tenía origen divino ya que procedía de los dioses. 

Todo esto con los chamanes o curanderos de los pueblos primitivos eran lo que los médicos de civilizaciones más desarrolladas. Ellos eran los responsables de aplicar y desarrollar las terapias musicales a lo largo de los siglos en las distintas culturas. 

Ahora podemos tener a la musicoterapia como disciplina para un sinfín de aspectos. Los filósofos griegos muchos siglos antes que nosotros destacaban los efectos de la música. 

Pitágoras se le considera el padrino de la medicina por medio del sonido ya que consideraba que la música podía restablecer la armonía espiritual siendo la medicina del alma. 

Platón consideraba que la música da serenidad al alma, y Aristóteles valoraba su capacidad de facilitar una catarsis emocional. 

En la Edad Media Ibn Báya (filósofo y matemático zaragozano 1070-1138) continúa la tradición griega del “ethos”: la música tiene un éthos, un carácter que le permite actuar sobre el alma humana, modificando sus sentimientos, sus pasiones y sus afectos y en este periodo se estudia por primera vez la influencia de la música en la respiración, la presión de la sangre, la actividad muscular y la digestión. 

La música como ustedes y yo sabemos despierta amor, odio, dicha, angustia, miedo y un largo etcétera. La música es capaz de provocar una serie de afectos en el oyente. La música es un material estimulante y potenciador de las emociones y estimula la mentalización social sobre las posibilidades terapéuticas de la música, sobre todo, en enfermedades del estado de ánimo, especialmente, en los estados depresivos por inhibición psicomotora y estados de agitación y ansiedad. Hasta la próxima semana.

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