Siempre nos quedará Ayotzinapa

Es una alegría que en el país se haya vuelto a esos niveles maniqueos, gracias a los maestros de la CETEG y a los anarquistas que tomaron Rectoría.

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Y que se arma el desmadre. No solo se despertó el México bronco, sino que lo hizo en su versión más folclórica y cavernicolita. De los pseudoestudiantes, a los pseudomaestros, pasando por las pseudoautoridades y la pseudoreformaeducativa.

En los viejos tiempos ceceacheros, el mundo era más simple y por lo tanto más fácil de decodificar. En la explanada de la escuela se encontraban los dos grupos antagonistas —ninguno embozado—, cuando se topaban unos hacían ruidos como de marranos en celo y gritaban: “¡Cerdos comunistas!”, a lo que estos respondían de inmediato con gruñidos caninos al ritmo de “¡Perros capitalistas!”. 

Y así afinabas tus simpatías por una posición u otra asegún te hubiera ido en la feria, a menos que como las grandes mayorías mejor se estacionaran a jugar basquetbol en las canchas. 

Es una alegría que en el país se haya vuelto a esos niveles maniqueos, gracias a los maestros de la CETEG y a los anarquistas que tomaron Rectoría. Si antes nos dividíamos entre jelipistas y nomassangre, hoy la onda es ser cerdo-capitalista-autoritario-represor o perro-comunista-vándalo-encapuchado-rompevidrios, lo cual es una tranquilidad. 

La onda maniquea nos hace libres del imperio del matiz. Si haces burla de los cerdos, eres un chairo, un traidor a la patria, pero sobre todo al Pacto por México; si señalas con cierto dejo de ironía a los perros, de igual manera eres un vendido a los mismos intereses que quieren malbaratar Pemex.

Lo bueno que mientras cunde la histeria entre maestros y encapuchados, también en el gobierno y los medios (sobre todo ahora que ya hay manifestaciones de apoyo a los rebeldes), no se diga en lo que a gobernadores se refiere (ya ven, Graco Ramírez hace ver a Ángel Aguirre como un estadista), hay personajes entrañables como el senador panista, conocido héroe de la clase trabajadora, Javier Lozano.

En su Twitter, un monumento a la morigeración, además de exigir con un poco de ánimos encendidos el Estado de derecho sobre los revoltosos, escribió esto que es una joya: “Lo que nos faltaba, dos activistas de Greenpeace se cuelan a la sesión del Senado. Pobre país”. Así se ha de poner cuando ve a los de Mexicana.

Debería de aprender al gran Manlio Fabio Superstar, que mientras llama a proteger a las instituciones de los rijosos, en cualquier momento que las playas se les puedan vender a los extranjeros, sobre todo, espero, a los springbrakers. 

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