Sin Yolanda, Marycarmen, por Fabiola
Una labor tristemente incomprendida, es cuando los partidos nos ofrecen un rico menú de propuestas inteligentes y sensibles, producto de sesudas elucubraciones intelectuales, sin afanes de conculcación ni promesas.
Como el presidente francés, François Hollande, encabezó la gran marcha en París para repudiar el terrorismo y apoyar a la banda del#CharlieHebdo, al lado de una pléyade de políticos galos y extranjeros, los otros fundamentalistas los acusaron de oportunistas. Claro que si ninguno de estos personajes se hubiera presentado, los habrían acusado de insensibles y culeros.
Mejor #DéjenseAllí. Están peor de jarritos de Tlaquepaque que Los Chuchos, pues en vez de quitar el letrero de “Se recibe cascado” en las instalaciones del PRD, ya pusieron otro que al calce dice “Para el que se quiera ir, la puerta está muy grande”.
Por supuesto que si no llega a presentarse Netanyahu, un estadista incomprendido, además de Rajoy que es un humanista, las protestas hubieran estado un poco más amortiguadas.
Como sea, las mayorías prefieren ver a Hollande marchando por las calles parisinas dándose un baño de pueblo, que metido en líos de cornamentaciones para que luego los del Charlie Hebdo lo vuelvan a poner en la portada con el pirrín de fuera autonombrándose estadista. Y hay hasta quienes en el colmo de resentimiento señalan a nuestros políticos que nada más mandaron sus condolencias vía diplomática.
O sea, capaz que si hubieran ido a las europas para subir sus selfies en Champs Ellysées, acá ya los estarían linchando como si fueran hijos de algún líder charro sindical o de diputeibol en estado de gracia o de munícipe con afanes moreiristas-abarquistas.
Pero la verdad, la real politik naconal está muy ocupada. Unos abandonando el hueso para llegar a los puestos de elección nada popular (lo más divertidos son los delegados defeños que ya están listos para dejar a la ciudadanía colgada de la brocha y hacer el ridículo como el distinguido padrotín de Iztapalapa) en la producción industrial de spotspara las próximas elecciones.
Una labor tradicional tristemente incomprendida, cuando los partidos nos ofrecen un rico menú de propuestas inteligentes y sensibles, producto sin duda de sesudas elucubraciones intelectuales, provistas de certezas jurídicas, sin afanes de conculcación y menos de procrastinación, ni promesas que nunca serán cumplidas.
Deberíamos de estar agradecidos porque esos spots no son tan falsos como esos curas apócrifos que denuncian que en la Arquidiócesis hacen exorcismos y Angelus a domicilio.
Ni se quejen, o como dicen en el Quartier Latin, “Sin Yolanda, Marycarmen, por Fabiola la muñeca que camina por si sola”.