Snif, snif… Adiós a los diezmos

Exigir el moche o diezmo fue una práctica institucionalizada en Quintana Roo...

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Exigir el moche o diezmo fue una práctica institucionalizada en Quintana Roo, ya que hasta por la asignación de contrato más modesta se pedía la aportación en efectivo. Imaginen los acuerdos de tonelaje en la cúspide, cuando un ex gobernador o ex alcalde se involucraba en este tipo de arreglos.

Es más practico señalar las dependencias u organismos que estuvieron a salvo de estas mañas que fueron la real motivación para quienes ocuparon áreas administrativas y zonas donde se asignan contratos de obra pública. Ya instalado en su oficina, el alto funcionario recorría el camino como buen conocedor, estimulando la memoria de empresarios que conocen las reglas y están dispuestos a inflar sus presupuestos para que fluyan los millones en efectivo para los supervisores de la maniobra.

Me atrevo a asegurar que el sobreprecio de obra pública, medicamentos, equipo médico, atlas de riesgo, computadoras y papelería –todo lo que adquiere el gobierno a nivel municipal, estatal y federal– lleva incluido su diezmo que llegó a alcanzar el 40 por ciento de locura. Y no falta aquellos que prefieren fundar su ramillete de constructoras para que la ganancia sea completita.

Si un ex alcalde de Chetumal, Bacalar o Felipe Carrillo Puerto es desalojado de la madriguera, lo que menos le preocupa es el estado de su cuenta bancaria porque ya amasó una fortuna que le permite vivir plácidamente.

Abraham Rodríguez Herrera, director del Instituto de Infraestructura Física Educativa de Quintana Roo (Ifeqroo) denunció que su antecesor exigía diezmos. Indefensos constructores le confesaron que no tuvieron más opción que entrarle al cochupo. Vaya, no estaría mal erigirles un monumento a estos empresarios tan patriotas que fueron con el chisme.

“Para evitar que en esta administración ocurra lo mismo, se transparentó el proceso de licitación con convocatorias abiertas. El recurso que se usaba para diezmos ahora se utiliza en la calidad del material”, declaró Abraham Rodríguez a esta casa editorial.

Me consta la integridad moral de este chetumaleño que soportó los coletazos del gobernador Roberto Borge en su apogeo y se la jugó con Carlos Joaquín.  Y el diezmo a las iglesias, nunca en el gobierno. Que así sea, Don Abraham.

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