Snowden, EU y el espionaje mundial

Edward Snowden huyó de Estados Unidos y al mes siguiente entregó a los periódicos The Washington Post y The Guardian documentos confidenciales de la NSA.

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En 1948 George Orwell terminaría una de sus más famosas novelas, 1984, dirigida contra el totalitarismo y sus peligros. En ella Orwell describe un mundo en el que un estado omnipresente vigila, condiciona y obliga a los ciudadanos a vivir de acuerdo con la visión de la clase dirigente, utilizando para ello la propaganda, el miedo, la represión, adoctrinamiento y  castigo sin piedad a aquellos que osaran desviarse del pensamiento y la conducta socialmente aceptada por los dirigentes. La base del poder del estado era la vigilancia de absolutamente todos los detalles de la vida cotidiana de los ciudadanos; no pocos estudiosos y críticos actuales afirman que nuestras vidas se acercan cada vez más al mundo de 1984.

En Estados Unidos la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), creada en 1952 por el presidente Harry Truman, se encarga de la seguridad de la información nacional, debe proteger y mantener la información del gobierno estadunidense y recopilar información sobre comunicaciones extranjeras que el gobierno de ese país considere de interés. Los altos estándares de seguridad de la organización lograron que durante mucho tiempo el público desconociera su existencia, con del tiempo algunos acontecimientos originaron que su existencia fuera conocida por todos.

En mayo de 2013, Edward Snowden empleado de un contratista que realizaba trabajos para la NSA huyó de Estados Unidos y al mes siguiente entregó a los periódicos The Washington Post y The Guardian documentos confidenciales de la NSA, en los que detallaba la altísima capacidad de espionaje de la agencia y cómo habían sido espiados infinidad de políticos de muy diversos países amigos, entre ellos Angela Merkel, Dilma Rousseff e incluso Peña Nieto. Estados Unidos recibió enérgicas protestas y una dura condena por este tipo de actos, especialmente de Alemania y Brasil, pero México adoptó una actitud más bien tímida y timorata.

Snowden se encuentra viviendo en Rusia, país que le concedió una visa provisional de un año, ha intentado en múltiples ocasiones que “un país que comparta sus valores” le otorgue asilo político permanente. El miércoles de esta semana Snowden publicó una carta abierta dirigida al pueblo de Brasil en la que afirma que “en la NSA fui testigo, con creciente preocupación, de la vigilancia de poblaciones enteras sin que hubiera cualquier sospecha de actos criminales. Esa vigilancia amenaza volverse el mayor desafío a los derechos humanos de nuestros tiempos”.

Asegura que la NSA tiene capacidad de escuchar las comunicaciones telefónicas y saber en qué lugar se encuentra una persona y que esto lo realiza 5,000 millones de veces al día, afirma que la agencia tiene capacidad de guardar registros de la actividad de cada persona en internet, qué sitios visita, intervenir sus correos, saber si alguien tiene una aventura extramarital y que puede conservar toda esta información durante al menos 5 años, con el fin de poder ensuciar la reputación de toda aquella persona que se oponga a sus intereses. Snowden acusa a la NSA de recabar toda esta información aun de personas de las que no se tiene sospecha fundada alguna.

Manifiesta que senadores de Estados Unidos aprueban estas actividades al asumir que esto no es “vigilancia”, sino una simple “recolección de datos”, a pesar de que las actividades no se encuentran dirigidas a la prevención de la delincuencia o el terrorismo internacional, afirmando que estos programas únicamente buscan el “espionaje económico, control social y manipulación diplomática. Por la búsqueda de poder”.  Snowden ofreció su ayuda a Brasil para identificar los alcances del espionaje realizado por Estados Unidos.

Ese mismo miércoles la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución que exhorta a todos los países a garantizar la privacidad de los usuarios de internet y otros medios de comunicación electrónica. Al final de su carta Snowden dice: “No quiero vivir en un mundo en que todo lo que digo, todo lo que hago, todos con quienes hablo, cada expresión de creatividad, de amor o de amistad sea registrada”. No es posible conocer qué tan sincero sea Snowden o cuáles son sus verdaderas intenciones, pero no se debe permitir que una potencia mundial, sea cual sea, se sienta con el derecho de atentar contra nuestra privacidad e intente controlarnos y dirigir nuestra vida como si viviéramos en la novela de 1984.

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