Sobre la FIL 2014

A pesar de la presencia de escritores tanto de Argentina (país invitado) como mexicanos y de diversas latitudes, el best seller sigue siendo el rey indiscutible de eventos como la Fil.

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Por motivos de turismo cultural, tuve la oportunidad de estar presente en la Feria Internacional del Libro que año tras año se celebra en Guadalajara, Jalisco. Así que durante los días comprendidos entre el 28 de noviembre y el 7 de diciembre, tanto lectores como escritores, editores y distribuidores pudieron reunirse en esta magna fiesta que hoy día es la más grande celebración del libro en Latinoamérica.

Dado lo anterior, resulta paradójico que se realice en un país con tan bajos índices de lectura como lo es México, cuyo promedio anual oscila entre uno y dos libros por persona, bajísimo si lo comparamos con otros países del orbe (en el estudio “Hábitos de Lectura”, elaborado por la OCDE y la Unesco en el 2013, México se posicionó en el puesto 107 de 108 países).

Pero, ¿cómo es posible que una feria del libro sea punta de lanza de un país que no lee? Y sobre todo, ¿cuáles son las razones de que sea un éxito tanto a nivel comercial y económico como mediático? Según Raúl Padilla, presidente de la FIL, el 95% de los asistentes compraron al menos un libro; si tomamos en cuenta que la afluencia este año fue de 760 mil personas podemos encontrar la respuesta: la masificación de la demanda corresponde a una amplia oferta.

Sin embargo, contrario a lo que pudiera parecer dada la cantidad de invitados y la relevancia mediática, la literatura como tal no es reina de este evento, cuestión que se puede comprobar fácilmente al consultar algunos de los libros más vendidos: El niño con el pijama de rayas (John Boyne), El umbral de la eternidad (Ken Follet), El alquimista (Paulo Coelho), Cincuenta sombras de Grey (E.L. James), Rayuela (Julio Cortázar), Los juegos del hambre (Suzanne Collins), etc.

A pesar de la presencia de escritores tanto de Argentina (país invitado) como mexicanos y de diversas latitudes, el best seller sigue siendo el rey indiscutible de este tipo de eventos. Pude comprobarlo de primera mano, ya que el homenaje a Emmanuel Carballo, padre de la crítica literaria contemporánea en México, fue algo deslucido, cuestión que señaló Hernán Lara Zavala y con la cual concurro, pues, en contraste, la presentación de Tonya Hurley, autora de Ghost Girl, recibió plena atención mediática y tuvo público a reventar.

Entonces, ¿dónde queda el libro, o mejor dicho, la literatura? Fuera de los reflectores donde pretendemos encontrarla, pues aquélla habita en un olvidado rincón en uno de los tantos pasillos de la feria, donde una adolescente amodorrada sobre un almohadón abre por primera vez un libro de Joseph Conrad que habrá de iluminar su corazón  lector más allá de la oscuridad…

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