Sobre la necesaria crítica (II)

De entrada, no todas las críticas o reseñas pueden ser echadas en el mismo saco...

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Continuando con la reflexión de la semana pasada, vale la pena seguir discurriendo sobre la muy necesaria crítica de la cual adolece el medio artístico en nuestro estado, pródigo en eventos culturales y reporteros que cubren dicha fuente, pero francamente escaso en periodistas especializados en cultura, pues éstos pueden contarse con los dedos de una mano...

De entrada, no todas las críticas o reseñas pueden ser echadas en el mismo saco, pues existen las impresionistas, las académicas y las híbridas. Por ello, habría que aclarar qué tipo de crítica se está realizando, ya que existen diferencias pequeñas pero fundamentales a la hora de leer y escribir un texto de opinión. 

Por ejemplo, en mi caso, no me considero crítico de arte ni mucho menos, si bien he escrito numerosas críticas que son puramente impresionistas y que cuando las neuronas me lo permiten contienen conceptos académicos y observaciones comprobables o fundamentadas.

Si bien cada uno de los que realizan esta labor sin duda cuentan con credenciales que lo avalan como persona con cierto bagaje cultural y experiencia en el medio, no por ello quiere decir que seamos “todólogos” y expertos en cualquier disciplina artística. Cada quien tiene sus fuertes y sus especialidades, por lo que sería ético y responsable ceñirnos al campo que nos atañe.

Por otro lado, los criticones, que siempre han existido en nuestro medio y que fácilmente pretenden mimetizarse con los que intentamos realizar la labor periodística de manera justa, son aquellos que lanzan la pedrada con la falsa pretensión de hacer una crítica académica, y que por medio de revirajes semánticos y malicia sintáctica nos hacen pensar que ciertamente tienen la razón, sin que por ello incorporen dentro de su crítica la necesaria metodología que cualquier aseveración seria necesariamente conlleva.

Tomemos como ejemplo las artes visuales en Yucatán, generalmente castigadas en demasía sin ninguna justificación apuntalada en la razón sino en meras valoraciones extraculturales. No olvidemos que en nuestra provincia primordial todavía cuenta mucho el quién y el dónde a la hora de presentar una obra, muchas veces dejando de lado los valores artísticos innegables y los criterios básicos a la hora de juzgar las distintas disciplinas. Pero, ¿quién critica a los supuestos críticos? ¿Quién juzga a los criticones?

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