La 'sombra'

Para conocer la 'sombra' hay que examinar la “imagen” que tenemos de nosotros mismos como es el 'yo social'...

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Todos tenemos una “sombra” que es el depósito de la vida reprimida y no vivida.- Anónimo

Hay aspectos de nuestra personalidad que escapan a nuestra consciencia. Se encuentran en el “inconsciente”; son aspectos de nuestra persona que hemos negado, pasado por alto o menospreciado, como: pulsiones sexuales y agresivas, egoísmos, narcisismo, ansia de poder, deseos y sentimientos inconfesables. C.G. Jung le llama a este material reprimido la “sombra”. También se encuentran aspectos positivos como talentos, cualidades y potencialidades que no queremos reconocer y aceptar como propios, se le llama “sombra blanca” por ej.: muchos hombres rechazan la ternura por no considerarla propia de su condición masculina o muchas mujeres niegan su capacidad para afrontar la vida y pierden consciencia de sus capacidades, seguridad y fortaleza. La “sombra” se forma por lo que no encaja en la “imagen” que tenemos de nosotros mismos y que no queremos mostrar a los demás. Es la buhardilla donde se depositan aspectos de la personalidad que consideramos inaceptables. 

Un factor muy significativo en la formación de la “sombra” es la educación. En las familias se tiende a aceptar la expresión de ciertos sentimientos y emociones y a rechazar y excluir otros sentimientos y conductas; las hay donde se permite mostrar miedo, debilidad, dependencia y en otras se enseña la fortaleza, autonomía, a ser fuerte y saludable. Los resultados, en el primer caso, son individuos incapaces de afrontar con energía y responsabilidad los retos y escollos inherentes a la vida y en el segundo el individuo se muestra duro e insensible al dolor ajeno. Cuando esto sucede, hay consecuencias desagradables porque no se funciona con la totalidad del ser, éste se siente dividido e incapaz de hacer aquello que desearía.

Para conocer la “sombra” hay que examinar la “imagen” que tenemos de nosotros mismos como es el “yo social” que se forma al amoldarse a las normas sociales, morales y educativas del propio ambiente; reconocer al “yo ideal”, que es como se quisiera ser; también hay que revisar los roles que uno acepta en la vida y cómo se viven. 

Una tarea irrenunciable es construirnos un “yo social” sano, sólido y consciente, aceptando que la “sombra” es parte de nuestra personalidad. Jung afirma: “No hay luz sin sombra ni integridad psíquica sin imperfección”. Quién reconoce su propia “sombra” alcanza un grado mayor de autenticidad y se vuelve más tolerante y compasiv@ acercándose al “yo ideal”. 

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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