Somos memoria
Incluso al momento de separarse, los amantes son testigos de su propia transformación en recuerdo...
En la solapa del libro se encuentra la fotografía del autor, debajo, una descripción como radiografía: “Huérfano a los tres años, insomne perpetuo, cineasta en su juventud, lector voraz, fue un solitario empedernido”.
En la contraportada se explica el título del libro:a lo largo de su vida escribió numerosos relatos breves a los que llamó “Historiasque caben en la palma de la mano”, según el autor, es ahí donde se concentra la esencia de su arte. De hecho, el último de sus trabajos fue la reducción de su novela más famosa, País de nieve, a un cuento de esta índole.
La brevedad de estos textos no les despoja plenitud, la historia es redonda, no le sobra ni le falta nada;Yasunari Kawabata, premio Nobel de Literatura, tiene la destreza de componer universos detallados en palabras exactas.
Todos sus personajes son asediados por sus recuerdos. Les llegan involuntariamente a través de los sueños: Entonces me desperté. No había visto a esa mujer desde hacía cinco años. Ni siquiera sabía dónde estaba. [...] ¿En algún lugar habría tenido ella un hijo con alguien? En “Serrucho y nacimiento”.
O resultan imposiciones cuyo único propósito es mantener alejado el olvido:Le entrego estos canarios para que me recuerde. [...] Tal vez sea desagradable entregar criaturas vivas como recuerdo, pero nuestra memoria también está viva. En “Canarios”.
Incluso al momento de separarse, los amantes son testigos de su propia transformación en recuerdo:¿Me enviarías una carta también a mí, una mañana en que algún otro se embarque, cuando ya no seas su mujer?, en “Ciudad portuaria”.
Como si se tratase de un espejo los paisajesdevuelven fragmentos extraviados de otras épocas:Fue entonces, al apartar los ojos de la muchacha, que vi un lugar en la playa bañado por el sol de otoño. Y ese lugar soleado despertó un recuerdo por largo tiempo enterrado, en “Lugar soleado”.
Dentro de sus historias buceamos en memorias que podrían encontrar las nuestras.
Para despedirme te dejo con unas palabras delfilósofo español Emilio Lledó: Todo lo que hacemos y, por supuesto, todo lo que vive nuestro cuerpo, se sostiene, entiende y justifica sobre el fondo irrenunciable de lo que hemos sido. Ser es, esencialmente, ser memoria.